Las sombras de horas aciagas se ciernen sobre la nación frente a la criminalización de los carteles mexicanos, engrosando la figura legal de “terroristas” desde el gobierno de Donald Trump y, con ello, usar su derecho endogámico como un derecho internacional que le permitiría intervenir en México, acusando que está en peligro la soberanía de Estados Unidos.
Ante este atropello internacional, la presidenta Claudia Sheinbaum ha respondido que “le pueden poner el nombre o adjetivo que quieran a los cárteles”, pero ello no otorga derecho alguno al gobierno norteamericano para intervenir en asuntos que son de carácter nacional.
No requerimos descubrir la piedra filosofal para percatarnos, a todas luces, que esta es una de tantas tropelías y mamarrachadas fascistas del gobierno de Donald Trump, que utiliza cualquier subterfugio, recoveco o patraña, para tratar de obtener dividendos y apropiarse de riquezas que no le pertenecen y que creando la extraterritorialidad del terrorismo en México pretende imponer el poder del Estado norteamericano allende las fronteras.
Cuando visitó Hidalgo, el entonces embajador de Estados Unidos en México, Ken Salazar, se reunió con el gobernador Julio Menchaca, quedó manifiesto que la política de seguridad norteamericana no admite fronteras y fue Ken Salazar quien protagonizó el despropósito de declaraciones contra la reforma al monopolio del Poder Judicial, en un momento, donde su injerencia fue acogida por sectores ampliamente conservadores de la derecha en México, que posteriormente se manifestaron fuera de la Embajada de Estados Unidos para pedir que este país interviniera en México y depusiera al gobierno legal y legítimamente constituido de la presidenta Sheinbaum Pardo.
Esa misma mano ajena de la derecha mexicana que se esconde tras bambalinas se encuentra alentando una posible intervención norteamericana en México frente al pretexto de la criminalización terrorista de los cárteles. Esta condición golpista e inaceptable para la soberanía nacional, que expone a la derecha sin mayores escrúpulos como si se tratara de una cuestión menor, trata de encubrir su impotencia por su crisis política y poder perdido en las urnas por la voluntad de millones de mexicanas y mexicanos.
El montaje del gobierno de Donald Trump de la criminalización de los cárteles como terroristas es un asunto relevante que ya ha movilizado a la cancillería mexicana y que debe ser cuidadosamente planteado y denunciado ante la Organización de las Naciones Unidas, creando un blindaje de presión diplomática que permita develar las intenciones imperialistas del gobierno de Estados Unidos sobre México.
Es inadmisible que la derecha se haya volcado en un plano antipatriótico que alienta el golpismo de Estado a través de las agresiones del gobierno de Washington sobre México. Todo indica que el sufrimiento e impotencia de la derecha frente a los gobiernos que marcaron la alternancia política antisistémica del antiguo régimen se han convertido en el “leviatánico lobezno de Hobbes”, que los ha devorado y ahora pretenden, aún a costa de sacrificar la soberanía nacional, tirar con mano ajena el poder legal y legítimamente constituido de la presidenta Claudia Sheinbaum, alterando la paz social en México.
La lectura de esta realidad indica que la expansión imperialista del gobierno de Washington se encuentra en la fase de agresión física sobre aquellos pueblos cuyos estados son más débiles frente a la maquinaria bélica y belicista norteamericana que pretende ser juez y parte sobre la soberanía internacional.
Por: Carlos Barra Moulain
Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.
