El guion de Joe Bernard resulta bastante interesante. El poco escrupuloso agente de la CIA, Steve Ventura (Anthony Quinn) -anda con la mujer de un colega (Alexandra Stewart)-, cansado de los fracasos de sus agentes, decide seguir los consejos del colega francés Briar (Maurice Ronet) y contratar los servicios de un sicario para eliminar a un capo internacional al que no se le ha podido comprobar nada, Jacques Brizard (James Mason).
Para su sorpresa, el sicario resulta su excompañero John Deray (Michael Caine), quien tiene fama de playboy y que no tiene escrúpulos para eliminarlo por 50 mil dólares, para lo cual decide conquistar primero a la guapa hija Lucienne (Maureen Kerwin), hasta que Ventura sienta arrepentimiento y quiera suspender el contrato.
Conviene recordar que estamos en 1974, en pleno auge de la cinco veces oscareada Contacto en Francia, que dio lugar a otros contactos, incluyendo una secuela no tan afortunada.
El filme de Parrish resulta atractivo por su buen reparto y por los pocos escrúpulos de la Agencia Central de Inteligencia que no han variado con los años.
Por: Jorge Carrasco V.
Egresado de la Facultad de Ciencias Políticas de la UNAM. Periodista activo desde 1981 en diversos medios. Especialista en temas internacionales, deportes y espectáculos. Autor de biografías sobre Pedro Infante y Joaquín Pardavé de Editorial Tomo.