El director capitalino Carlos Carrera ha vivido de todo en su carrera. Del salto a la fama con su corto El Héroe, del escándalo de El Crimen del Padre Amaro, hasta la censura de De la Infancia.
Por eso al ver anunciada su más reciente cinta Confesiones en la Cineteca de las Artes, nos apresuramos a verla.
Pero el truculento guion de Alberto Chimal nos decepcionó. La acaudalada familia Olmos formada por un cirujano dentista (Luis Gnecco a años luz de Neruda), la estirada funcionaria Sara (Claudia Ramírez) y el hijo adolescente Juan Pablo (Emilio Rafael Treviño) quedan en shock cuando se enteran que la hija pequeña ha sido raptada.
Pero su enmascarado secuestrador (Juan Manuel Bernal) no exige dinero por la liberación, sino que los tres confiesen los peores pecados que hayan cometido.
Así pues, la familia pequeñoburguesa va confesando sus faltas, que van desde robos, infidelidades, hasta sus preferencias sexuales, pero sin lograr satisfacer al vengador.
Y es que el pecado mayor se reserva para el final.
El filme tiene un tufo moralista y pequeño burgués que no termina por convencer al espectador.
Así pues, estas Confesiones nos hacen añorar al director de La mujer de Benjamín y Sin remitente, o al de animaciones como Ana y Bruno,
Por: Jorge Carrasco V.
Egresado de la Facultad de Ciencias Políticas de la UNAM. Periodista activo desde 1981 en diversos medios. Especialista en temas internacionales, deportes y espectáculos. Autor de biografías sobre Pedro Infante y Joaquín Pardavé de Editorial Tomo.