Condena mundial a bloqueo de Estados Unidos contra Cuba

“…ya estoy todos los días en peligro de dar mi vida por mi país, y por mi deber —puesto que lo entiendo y tengo ánimos con que realizarlo— de impedir a tiempo con la independencia de Cuba que se extiendan por las Antillas los Estados Unidos y caigan, con esa fuerza más, sobre nuestras tierras de América. Cuanto hice hasta hoy, y haré, es para eso”.

José Martí.

 

Este miércoles, como se ha venido haciendo cada año desde 1992, en el seno de la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), todos los países del planeta, menos Israel, rechazaron el bloqueo impuesto por Estados Unidos a Cuba en 1960 y endurecido en 1962, en una votación donde 191 países aprobaron el proyecto de resolución: “Necesidad de poner fin al bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por Estados Unidos de América contra Cuba”.

La votación se realizó después que Estados Unidos fijara su posición por medio de su embajadora en la ONU, Nikki Haley, quien calificó en evento de “teatro político” y acusó al gobierno cubano de distraer al mundo de la destrucción que ha impuesto a su propio pueblo, precisando que su país no tiene miedo al aislamiento internacional “mientras el pueblo cubano siga privado de sus derechos humanos y libertades fundamentales, mientras los beneficios del comercio con Cuba apoyen al régimen dictatorial, responsable de negar esos derechos”; luego que los países fijaran su posición e interviniera el canciller cubano, Bruno Rodríguez Parrilla, para presentar el proyecto de resolución correspondiente al 72 Período Ordinario de Sesiones de la Asamblea General de la ONU.

En 2016, después del restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre Cuba y Estados Unidos, durante el gobierno de Barack Obama y después que éste calificara el bloqueo como un fracaso, Estados Unidos e Israel se abstuvieron en la votación en la Asamblea, en un hecho sin precedentes en la historia; ahora, volvieron a asumir la posición de siempre al declararse en contra, en consonancia con el cambio de política hacia Cuba asumido por el presidente Donald Trump el 16 de junio pasado.

En una intervención magistral, el canciller cubano respondió a la embajadora estadounidense en medio de aplausos, agradeció el apoyo a los representantes del Grupo de los 77 +China (G77), a la Comunidad del Caribe (CARICOM), a la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), a la Unión Africana de Naciones y el embajador del Sudeste Asiático ante la ONU, por su apoyo al levantamiento del bloqueo que ha obstruido el desarrollo económico, social y tecnológico de Cuba.

Durante más de veinte años, todos los países del mundo le han dado su respaldo a la resolución de la ONU contra el bloqueo a Cuba, que ha multiplicado las expresiones de solidaridad en el seno de la Asamblea General año tras año, así como en otros foros internacionales, donde los países amigos de Cuba han rechazado siempre la espuria inclusión de Cuba en la lista de países que patrocinaban al terrorismo, según el Departamento de Estado de Estados Unidos.

Terrorismo que ha permitido, gracias a la “Operación Milagro”, realizar cirugías oftalmológicas gratuitas a más de 3.4 millones de personas de 34 países; graduar más de 9 millones de personas con el programa de alfabetización “Yo sí puedo” y más de un millón 113 mil a permitirles continuar sus estudios; enviar a más de 51 mil cooperantes cubanos de la salud a prestar servicios en 67 países; aportar su grano de arena en la lucha contra el virus del Ébola en África, participando con más de 250 “guerrilleros de la salud”, voluntarios y especialistas, en las regiones más afectadas; enviar a más de 4 mil cooperantes de la salud a trabajar en el programa de prevención en 32 países africanos. ¿Cuántos estadounidenses, que no sean de la CIA, están haciendo lo mismo en el mundo hoy?

Una vez conocido el resultado de las votaciones en la ONU, Cuba, en voz de su canciller, expresó la profunda gratitud de su pueblo a los 191 países que votaron contra el bloqueo en las Naciones Unidas; a los movimientos populares, fuerzas políticas, parlamentos y personalidades que se han movilizado todos estos años en contra del bloqueo, incluso en el seno del pueblo estadounidense, que abiertamente ha manifestado su oposición al bloqueo y a la política de Trump.

Rodríguez dejó claro en la ONU que su país está abierto al diálogo mutuamente respetuoso, responsable, sobre bases recíprocas, con el gobierno de Estados Unidos, basado en la igualdad soberana, para tratar los más diversos temas, sin menoscabo a la independencia nacional y la autodeterminación, pero sin condicionamientos.

El bloqueo económico, comercial y financiero de Estados Unidos contra Cuba, después de 55 años ha provocado enormes daños humanos y económicos, es una violación flagrante, masiva y sistemática de los derechos humanos de todo el pueblo cubano, es una violación del derecho internacional y debería cesar por la condena masiva de todos los países, quienes ven afectadas las posibilidades de sus empresas de realizar negocios con Cuba por miedo a las represalias.

Debido al bloque y con la llegada de Trump a Washington, persiste la prohibición de créditos a Cuba, el uso del dólar en sus transacciones financieras internacionales. Si bien se había producido una mejora en las relaciones entre los dos países con el restablecimiento de las relaciones diplomáticas, Trump los ha tirado a la basura,por lo que se impiden los viajes individuales de norteamericanos bajo la licencia para los llamados intercambios “pueblo a pueblo”, se condicionan éstos a fines subversivos y se impide también que viajen por vía marítima; se continúa la prohibición a Cuba de adquirir en otros mercados equipos y tecnologías con más de un 10% de componentes norteamericanos y las importaciones por Estados Unidos de mercancías que contengan materias primas cubanas, entre muchísimas otras cosas.

No cabe duda que el cese del bloqueo será un camino largo y difícil que requerirá del apoyo, la movilización y la acción resuelta de todas las personas de buena voluntad en Estados Unidos y en el mundo; de la aprobación de nuevo por parte de la ONU, en su próxima sesión de 2018, de la resolución que reclame el fin definitivo del bloqueo, además de la acción concertada de Nuestra América contra las políticas intervencionistas de  Estados Unidos.

El bloqueo ha sido convertido en Ley (en 1992 con la Ley Torricelli y  en 1996 con la Helms-Burton) y sus funcionarios estadounidenses han dejado claro que, puede cambiar el gobierno y los métodos, pero no los objetivos de su política, la cual insiste en actos de injerencia en los asuntos internos de Cuba, actuando muchas veces al margen del gobierno soberano de Cuba.

Cuba sigue proponiendo al gobierno de los Estados Unidos adoptar medidas mutuas para mejorar el clima bilateral y avanzar hacia la normalización de los vínculos bilaterales, basados en los principios del derecho internacional y la Carta de las Naciones Unidas; insistiendo en la posibilidad de convivir de forma civilizada, con respeto a las diferencias y a la cooperación en temas de interés común, que contribuya a la solución de los desafíos que enfrentan el hemisferio y el planeta.

El restablecimiento de las relaciones diplomáticas es el inicio de un proceso hacia la normalización de las relaciones bilaterales, pero sin duda, eso no será posible mientras exista el bloqueo, en tanto no se devuelva el territorio ilegalmente ocupado por la Base Naval de Guantánamo; no cesen las trasmisiones radiales y televisivas desde los Estados Unidos que violan las normas internacionales; mientras no haya una compensación justa al pueblo cubano por los daños humanos y económicos que ha provocado el bloque.

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Por: José Luis Ortiz Santillán

Economista, amante de la música, la poesía y los animales. Realizó estudios de economía en la Universidad Católica de Lovaina, la Universidad Libre de Bruselas y la Universidad de Oriente de Santiago de Cuba. Se ha especializado en temas de planificación, economía internacional e integración. Desde sus estudios de licenciatura ha estado ligado a la docencia como alumno ayudante, catedrático e investigador. Participó en la revolución popular sandinista en Nicaragua, donde trabajó en el ministerio de comunicaciones y de planificación. A su regreso a México en 1995, fue asesor del Secretario de Finanzas del gobernador de Hidalgo, Jesús Murillo Karam, y en 1998, fundador del Centro de Estudios de las Finanzas Públicas de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión.






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CONTEXTO ECONÓMICO GLOBAL - José Luis Ortiz Santillán

Economista, amante de la música, la poesía y los animales. Realizó estudios de economía en la Universidad Católica de Lovaina, la Universidad Libre de Bruselas y la Universidad de Oriente de Santiago de Cuba. Se ha especializado en temas de planificación, economía internacional e integración. Desde sus estudios de licenciatura ha estado ligado a la docencia como alumno ayudante, catedrático e investigador. Participó en la revolución popular sandinista en Nicaragua, donde trabajó en el ministerio de comunicaciones y de planificación. A su regreso a México en 1995, fue asesor del Secretario de Finanzas del gobernador de Hidalgo, Jesús Murillo Karam, y en 1998, fundador del Centro de Estudios de las Finanzas Públicas de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión.