No hay límite de tiempo ni obstáculos que no se puedan superar cuando se quiere alcanzar la paz en Colombia, sobre todo cuando su presidente, Juan Manuel Santos, recibió el Premio Nobel en esta materia.
El acto protocolario para la segunda firma de los acuerdos no tuvo la presencia internacional de la firma de los primeros, no acudieron jefes de Estado y de Gobierno, pero asistieron los colombianos y las partes involucradas al emblemático Teatro Colón de Bogotá, donde Santos y el líder de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), Rodrigo Londoño, alias “Timochenko”, se volvieron a estrechar la mano.
Este segundo acuerdo se firmó después del rechazo en el referéndum del 2 de octubre a los acuerdos de paz del 23 de junio pasado. Las dos partes revisaron el primer acuerdo y le hicieron más de 190 enmiendas, para llegar a un nuevo acuerdo en La Habana el pasado 12 de octubre, cuyo texto final ha sido entregado al Congreso para su aprobación y puesta en marcha de inmediato.
Con ello, Juan Manuel Santos y Timoleón Jiménez esperan dejar atrás 52 años de sangre del pueblo colombiano, en una guerra que ha dejado más de 260 mil muertos, más de 7 millones de personas desplazadas y unos 45 mil desaparecidos.
Pero con este nuevo acuerdo de paz entre el gobierno colombiano y las FARC no se allana el camino hacia la paz; los grupos paramilitares, los enemigos de la paz y otras fuerzas guerrilleras deberán ceder antes los deseos de paz del pueblo de Colombia, pero para ello, el gobierno colombiano tiene aún el reto firmar la paz con el Ejército de Liberación Nacional de Colombia (ELN), fundado en 1964 y disolver los grupos paramilitares.
Ahora no habrá referéndum popular, el presidente Santos dijo: “En el marco de este acuerdo, el Gobierno Nacional y las FARC acordamos que sea el Congreso de la República, como órgano de representación democrática por excelencia, quien adelante el proceso de refrendación del mismo”, por lo que le corresponde al Congreso en representación del pueblo aprobar o rechazar los nuevos acuerdos.
El domingo pasado Timochenko había señalado que los nuevos acuerdos eran el compromiso que habían alcanzado y esperaban que el Congreso estuviera a la altura de lo que el país le pide, refiriéndose al clamor generalizado a favor de la paz frente a los partidarios de continuar la guerra, encabezados por el expresidente Álvaro Uribe Vélez.
La rápida aprobación de los acuerdos por el Congreso es de vital importancia para evitar más asesinatos y alejar de la guerra a Colombia. Su puesta en marcha permitirá la desmovilización de los guerrilleros y su desarme, bajo la supervisión de la ONU.
En los últimos días, se han producido asesinatos y violencia dirigida contra funcionarios locales y líderes populares en Colombia, que podrían llevar a una guerra sucia y desalentar a desmovilización de los guerrilleros y la firma de la paz con el ELN, de aquí la urgencia de la misión de la Organización de Estados Americanos (OEA), que el domingo manifestaba su preocupación por la seguridad de funcionarios públicos electos, el asesinato de líderes campesinos y activistas de derechos humanos.
Por: José Luis Ortiz Santillán
Economista, amante de la música, la poesía y los animales. Realizó estudios de economía en la Universidad Católica de Lovaina, la Universidad Libre de Bruselas y la Universidad de Oriente de Santiago de Cuba. Se ha especializado en temas de planificación, economía internacional e integración. Desde sus estudios de licenciatura ha estado ligado a la docencia como alumno ayudante, catedrático e investigador. Participó en la revolución popular sandinista en Nicaragua, donde trabajó en el ministerio de comunicaciones y de planificación. A su regreso a México en 1995, fue asesor del Secretario de Finanzas del gobernador de Hidalgo, Jesús Murillo Karam, y en 1998, fundador del Centro de Estudios de las Finanzas Públicas de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión.
