Una nueva geopolítica y un nuevo orden económico internacional se dibujan en el planeta, no por consenso sino porque el presidente Donald Trump y sus políticas así lo han querido. La postura de éste respecto al libre comercio, la lucha contra el calentamiento global, las recientes sanciones impuestas a China, Rusia, Corea del Norte y Venezuela, parecen estar dirigidas a que esos países formen un bloque en contra de Estados Unidos, sin olvidar las discrepancias con la Unión Europea y la necesidad que tiene ese bloque regional de las inversiones chinas para salir de la crisis económica actual.
China no sólo es ya el eje del mundo capitalista, sino una potencia económica y militar que no se puede obviar. No sólo es el principal acreedor de Estados Unidos, sino el país que posee las reservas en divisas más grande del mundo, las cuales en el mes de julio pasado alcanzaron su aumento máximo de los últimos nueve meses de 24 mil millones de dólares sólo en ese mes, con lo cual llegaron a más de 3.08 billones de dólares en aumentos consecutivos durante los primeros seis meses del año.
Pero China quiere dejarle claro a Estados Unidos, a Rusia y la Unión Europea, como a sus vecinos, que no sólo es una potencia económica y uno de los principales países exportadores en el planeta, sino que también es una potencia militar. En el 90 aniversario del ejército chino, el presidente Xi Jinping puso en relieve que su país defenderá a toda costa su soberanía territorial, refiriéndose al conflicto fronterizo actual con la India y a los cuestionamientos por la construcción de su base naval en el Mar de China por parte de Estados Unidos.
Jinping quiere que su ejército refleje el poderío económico que ha logrado su país; en un discurso en el Palacio de la Asamblea Popular, dijo: “El pueblo chino ama la paz. Nunca vamos a perseguir la agresión o la expansión, pero tenemos la potencia para detener todas las invasiones”; además aclaró que Beijing no permitirá que personas, organizaciones o partidos político dividan cualquier parte del territorio chino.
Estados Unidos y Europa están condenados a buscar soluciones pacíficas a los conflictos en el mundo: si no quieren polarizar de nuevo al planeta, deberán usar el diálogo y no la fuerza.
Por: José Luis Ortiz Santillán
Economista, amante de la música, la poesía y los animales. Realizó estudios de economía en la Universidad Católica de Lovaina, la Universidad Libre de Bruselas y la Universidad de Oriente de Santiago de Cuba. Se ha especializado en temas de planificación, economía internacional e integración. Desde sus estudios de licenciatura ha estado ligado a la docencia como alumno ayudante, catedrático e investigador. Participó en la revolución popular sandinista en Nicaragua, donde trabajó en el ministerio de comunicaciones y de planificación. A su regreso a México en 1995, fue asesor del Secretario de Finanzas del gobernador de Hidalgo, Jesús Murillo Karam, y en 1998, fundador del Centro de Estudios de las Finanzas Públicas de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión.