Se multiplican las protestas en Chile y nuevamente existe convocatoria a paro nacional para perfilar una Constitución garantista a nivel social. Sin embargo, la podredumbre del gobierno de Sebastián Piñera no sólo se advierte desde la represión y el crimen perpetrado, sino también desde el atropello de querer garantizar el gatopardismo desde la Constitución, haciendo parecer que todo cambia para que nada cambie, cuestión que mucha de la clase política en oposición no percibe y, por el contrario, acepta en algo que denominan “diálogo constructivo”, frente a un gobierno destructivo.
Esta mamarrachada se empeora porque los partidos de oposición se han enfrascado en ser ellos los que lleven a un proceso constituyente, siendo que, ante su miopía e inopia política, en las calles han sido abortados por un movimiento social que amalgama, inclusive, a sectores que les favorece económica y políticamente la actual constitución pinochetista.
Es el pueblo, y me atrevo a decir que esta vez tiene un peso per se cómo categoría política, el que ha desbordado la representatividad de los partidos que se encuentran en crisis desde hace décadas y que no conducen a nada y a nadie, por lo que debe quedar claro que en Chile la lucha de los de la calle es la que debe encarnar la voz de una Asamblea Constituyente que haga de la necesidad social expresión legal.
Salvador Allende Gossens lo vio con claridad al enunciar: superarán otros hombres este momento gris y amargo donde la traición pretende imponerse. Allende, en el Discurso de la Grandes Alamedas, le hablaba al pueblo, le hablaba al pueblo, le hablaba al pueblo y, lo que es más significativo: hablaba con el pueblo.
Hoy es increíble e inaceptable que políticos de todos los colores pretendan abanderar una lucha social que va más allá de una cuestión ideológica, porque proviene de las entrañas del dolor y la desigualdad humana, esto se olvida en los discursos y se les olvida a los políticos cuyas frases y palabras se han vuelto vacías.
El pueblo mira con claridad y verdad en Chile, no necesita ni la representación ni organización partidista, la ha superado; es como Gramsci lo percibió: es un intelectual orgánico, no es un párvulo de la democracia ni mucho menos un ingenuo político. Hoy la conciencia de mi pueblo hace Real Politik.
Por: Carlos Barra Moulain
Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.