Los preparativos comenzaron desde una semana antes, con la construcción del horno de piedra que ocuparon para la cocción de este zacahuil y para el cual destinaron las siguientes cantidades de ingredientes: 50 kilos de masa de maíz, 40 kilos de carne, entre pollo y cerdo; 20 kilos de jitomate, 15 de manteca, 10 chile guajillo, uno de cebolla, dos de sal y uno de chile de árbol.
La tarde del viernes 1 de noviembre, las personas involucradas prepararon la masa y colocaron en el horno este delicioso platillo, tradicional de Pisaflores, pero también de toda la Sierra Gorda y de la Huasteca hidalguense y potosina. Para el sábado 2, explicó el presidente municipal Miguel Bahena Solórzano, la población se reunió en la plaza principal de Pisaflores, para degustar el zacahuil gigante.
El motivo de este tipo de actividades es enriquecer las tradiciones y este Día de Muertos con un platillo típico de la región, así como como muestra gastronómica para habitantes y turistas, agregó el alcalde, quien agradeció el apoyo del gobernador Julio Menchaca Salazar, a través de distintas secretarías estatales, como la de Turismo, a cargo de Elizabeth Quintanar Gómez.
Aproximadamente 500 personas observaron la elaboración del zacahuil, desde el acomodado de hojas de plátano, hasta vaciar la masa y el amarre del zacahuil; 40 personas auxiliaron en cargar la preparación y poder meterla al horno. De ahí, otras 10 jalaron para poder arrastrarlo, la cocción en tiempo aproximado fue de ocho horas y se dejó reposar por otras 10 dentro del horno para mantenerlo caliente y después repartirlo entre locales y visitantes.
El director de turismo municipal, Senen Rubio Badillo, detalló que el zacahuil, en palabras simples, se puede decir que es un “tamal” enorme, pero con las siguientes características especiales:
La masa se elabora con maíz martajado (no molido completamente), lo que le da una textura más gruesa y rústica en comparación con los tamales comunes. A esta masa se le mezcla manteca de cerdo y se sazona con chiles.
Se rellena comúnmente con carne de cerdo o pollo, o una combinación de ambas, acompañada de una salsa de chile guajillo y chile puya (en una cantidad mínima), lo que le da un sabor especiado y ligeramente picante.
Tradicionalmente se envuelve en hojas de papatla y se cocina en hornos de barro, donde se cuece lentamente durante varias horas, lo que le da una textura suave.