La carencia de espacios políticos para el debate y la reflexión dio cabida a que en el pasado proceso electoral del 2 de junio diversas organizaciones empresariales, universidades y colegios profesionales brindaran sus instalaciones para llevar a cabo escenarios de reflexión política y presentación de propuestas de candidatas y candidatos que se encontraban en contienda en Hidalgo.
En este impasse de espacios que precedió a la tardía organización de debates por parte del IEEH dio paso a las presiones de partidos políticos que encontraron en entes privados, escenarios y plataformas para que los contendientes de la elección pudieran expresar sus propuestas e ideas y, con ello, crear una audición ciudadana que se impusiera de sus programas políticos.
Puede advertirse, y es pertinente, que en Hidalgo faltaron espacios de difusión política en el pasado proceso electoral y que entes privados como el Consejo Coordinador Empresarial de Hidalgo y otros, brindaron cabida a la contienda de candidatas y candidatos, pero ello no los convierte en interlocutores políticos válidos ni tutores políticos.
El pronunciamiento de Alejandro Sánchez Ramírez, presidente del Consejo Coordinador Empresarial, en torno a que las y los candidatos del pasado proceso electoral tienen “el compromiso de resolver”, refiriéndose a las expectativas de las propuestas, sólo puede quedar a título de loable postura, porque en términos estrictos es la ciudadanía como sociedad civil y no la atomización de un ente privado como el CCEH la que puede exigir y vigilar el desempeño de los encargos públicos.
En los hechos, Sánchez Ramírez reconoce que el respaldo de la ciudadanía en los 84 municipios de Hidalgo hizo posible el ascenso de las candidaturas, cuestión evidente en cada proceso electoral.
¿Hasta dónde pueden llegar los compromisos de candidatas y candidatos electos con el sector empresarial?
La respuesta no es lineal. El sector empresarial debe admitir que los procesos políticos representan un bosquejo de programación y prospectiva política que puede variar y en los hechos lo hace, por lo que lo que se haya prometido y comprometido tiene, en todo momento, variables que suelen ser modificadas en las arenas políticas y en la dirección y gestión pública.
Fue, precisamente, Alejandro Sánchez Ramírez quien protagonizó con Carolina Viggiano un desencuentro en el pasado proceso electoral, lo que debe aleccionar que la clase política suele ser reactiva y no siempre proactiva a las necesidades de entes privados.
La democratización de las estructuras gubernamentales exige un esfuerzo de inteligencia política. Lo privado no vigila lo público a título de cumplimiento de promesas de campaña. Esta realidad es más compleja a la hora de la conformación de gobiernos, ya que variables coyunturales y no coyunturales suelen incidir desde la programación de presupuestos, lobbies de presión política y ciudadana, entes privados e inclusive condiciones externas como la inversión privada internacional.
¿Lo privado vigila a lo público?
Por: Carlos Barra Moulain
Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.