El incremento de la virulencia de los ataques de Brozo y Carlos Loret a Andrés Manuel López Obrador en diferentes espacios más allá de su canal, Latinus, ha desbordado la lógica de un adversario político para caer en la depredación del enemigo político, ser que está dispuesto al juego de suma cero, donde todo se arriesga con tal de conseguir el fin supremo: la aniquilación del contrario.
Tras bambalinas, Brozo y Loret esconden la verdad de ir a la aniquilación del enemigo político, para ello lo ha convertido en monstruo, donde la figura de López Obrador es utilizada como un péndulo que oscila entre el terror y temor social, para germinar en la ignorancia e inconsciencia el pesar de los ciudadanos que no atinan a enjuiciar lo que pasa en esta trama política.
Un presidente y su equipo de trabajo que lo prohíja suelen presentar las vías de construcción de su proyecto de Estado con un propósito político; en el caso de los proyectos de derecha, favorecen los intereses de élites económicas y políticas internas y externas, para lo cual utilizan un disfraz argumentativo que intenta hacer parecer los intereses de esas élites como los intereses del tejido social, cuestión que empíricamente sabemos que jamás ha sido verdad.
Los sectores de izquierda (cuando en realidad lo son) suelen perfilar proyectos de rupturas de los intereses de las élites económicas y políticas; los tiempos y movimientos de estos proyectos fijan objetivos y metas, pero en todo momento piensan en reivindicar al tejido social para generar oportunidades en equidad desde el Estado y su gobierno.
En el caso de López Obrador, no es un proyecto de izquierda, sino una amalgama de buenas intenciones que desde la estructura de un Estado que ha sido dominado por élites económicas y políticas, intenta cambiar una realidad de corrupción e impunidad que por décadas se ha disfrazado de nacionalismo y un discurso demagógico sobre paz social y bienestar, pero que hasta ahora ha conseguido lo contrario.
Brozo y Loret esconden los hilos de la telaraña de esas élites, disfrazan sus argumentos de intenciones de crítica, pero en realidad lo que han tratado de disfrazar es la crisis de conducción de tareas de clase que experimentan las élites económicas y políticas; no advierten ni siquiera cómo adaptarse al juego del nuevo gobierno, que en términos de análisis crítico ha resultado reactivo y poco propositivo en torno a su perfil de redistribución de la riqueza y las oportunidades sociales.
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Por: Carlos Barra Moulain
Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.