La llegada de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) al poder habla de la necesidad de cambios en la política mexicana, pero el virtual Presidente de la República no ha mencionado, ni por equivocación, las medidas contundentes que tomará en este sentido.
Esto genera temor por la posible implantación de una política de borrón y cuenta nueva que le permita a los viejos ampones continuar en la impunidad o hacer de cuenta que nunca cometieron delito alguno, tal como sucede en el estado de Hidalgo con el grupo de La Sosa Nostra.
No se puede permitir que impere un clima de impunidad en la nación, pues la política anticorrupción debe ser de hierro y hacer caer a los políticos que, según dijo López Obrador: “sea quien sea, será castigado. Incluyo a compañeros de lucha, funcionarios, amigos y familiares. Un buen juez por la casa empieza.”
Ahora toca el tiempo de probar lo dicho y hacer igual que el gobernador Omar Fayad Meneses, una realidad la lucha contra quienes saquearon al país y los estados, nuevamente el reto más grande de AMLO es meter a la cárcel a los corruptos.
No son tiempos de borrón y cuenta nueva, sino de ser congruentes y cumplirle a la ciudadanía que le concedió su voto esperando justicia, pero sobre todo castigo a los políticos corruptos y delincuentes de cuello blanco.
Tendrá que cumplirle a México sin empoderar viejos porros ni a sus herederos.