¿Adónde nos lleva el trabajo?, ¿los que estamos en el mercado laboral nos volvemos ricos y nos jubilamos con pensiones que nos permiten vivir y no sobrevivir?
En la más asquerosa y deprimente realidad, las generaciones actuales no se encuentran favorecidas por sistemas de pensiones o jubilaciones, por el contrario, venden su trabajo por contratos miserables y la previsión social es más un juego de suma cero, donde los dueños del mercado se hacen ricos y la inmensa mayoría muere pobre (y nace pobre también).
En esta brutalidad que vivimos, las familias se reagrupan y suelen regresar a la casa de los abuelos; cuando estos mueren, se quedan con la propiedad, si es que la hay. En este círculo de la pobreza, redistribuir los gastos entre los miembros de la familia es una gotita de subsistencia oprobiosa que hacina a las personas.
La proliferación demográfica no existe en los sectores sociales opulentos, por lo regular tienen pocos hijos, pese a que su riqueza les permite lo contrario. Lo que vemos en los sectores pobres o desposeídos es que, entre más manos cooperan al gasto familiar, menos es la carga, pero la pobreza los aglutina en un destino casi manifiesto.
Ningún mendigo es afortunado, ni siquiera porque no paga los impuestos del trabajo, de todos modos, pagará cuando compre los impuestos ad valorem, como el IVA. Esto evidencia que, pese a las asimetrías de concentración de la riqueza, la fabricación de la pobreza es evidente ante el control del Estado.
Estamos en presencia del bandido estacionario que es el Estado, el cual perpetúa la riqueza en pocas manos; es, sin duda, una regla de oro que habrá de seguir recordando en torno al arrebato de la represión legal que le otorga el control del aparato coactivo que sigue insultando la inteligencia social.
Si crees que el trabajo dignifica porque se obtiene un sueldo digno, es sólo una prescripción moral que vino de dichos religiosos, porque en términos estrictos, el trabajo digno jamás está gratificado con un salario digno, ésta es la falacia del arquetipo del mendigo triunfador.
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Por: Carlos Barra Moulain
Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.