Los antorchistas de Hidalgo no quieren aceptar que para tener dinero deberán trabajar como todos lo hacemos, y por eso mueven cielo y tierra para que les suelten, como antes, recursos que ellos exigen para 100 mil familias que, dicen, están urgidas de apoyo, pero que se los den a ellos porque las representan con total desinterés, se debe suponer que lo hacen por su buen corazón y sensibilidad social.
YA NO ES COMO ANTES
Para ello hacen marchas, como antes; presionan en los actos del gobernador con gritos y consignas, como antes; hacen plantones en la plaza Juárez, como antes; amenazan en instancias federales para chantajear con verdaderas locuras como un juicio político contra el Ejecutivo, como antes; pero ahora no logran obtener dinero.
Ninguno de los trucos de Antorcha Campesina surtió efecto con el gobernador Omar Fayad, que en la puesta en marcha de la segunda etapa de la Gran Vía Colosio dijo que no habrá dinero porque esa fue la instrucción del presidente AMLO, pues luego el dinero no llega a los pobres por los moches que se dan y que por ello se podían quedar el tiempo que quisieran. Esa respuesta los llevó a plantarse en el Congreso de laUnión, en la Ciudad de México, para quejarse de malos tratos por parte de Fayad, según ellos por evitar la libre manifestación y sufrir amenazas de muerte (haga usted el canijo favor), e informaron que con el apoyo de diputados locales se modificará la Constituciónpara llevar a juicio al mandatario.
¿QUIÉN SE METE CON QUIÉN?
Como quien dice, y en palabras de ellos mismos, están en alianza con los diputados de Gerardo Sosa en contra de Omar, y luego se quejan de supuestas intromisiones del Ejecutivo con el Congreso, cuando en los hechos es al revés.
NO MÁS DINERO A VIVIDORES
Sin embargo, ya no darles dinero a los antorchistas es decisión nacida del propio presidente, y hagan lo que hagan, se asocien con quien se asocien, no recibirán dinero; si lo quieren tendrán que trabajar.
Y no es estar en contra de los pobres, sino de los vividores que hacían del asunto los pobres una mina de oro. Pero esta mina se cerró.
Por: Adalberto Peralta Sánchez
Nací el 11 de mayo de 1946 en un pueblito que tiene una laguna con patos y un parque con bancas con el nombre grabado del donante. Una de esas bancas tiene el nombre de mi padre. Estudié Filosofía y ejerzo el periodismo desde hace varios años. Colaborar con mi hijo en EFFETÁ me llena de orgullo. Trataré de hacerlo bien.
