¡Ja, ja, ja!, no deja de hacerme reír este muchacho, Andrés Manuel López Obrador. En serio, en este proceso electoral el Peje se ha vuelto un icono del buen reír y de la broma disipada, su poder histriónico ha crecido y más allá de si sus propuestas son benéficas o de los males que puede traer su ascenso al poder, sus chascarrillos y actitudes simpáticas han vulnerado cualquier parodia que se pretenda hacer de él.
Todos recordamos aquella serie hecha por Televisa, “El privilegio de mandar”, parodia que a flor de piel tenía la consigna de pegarle al Peje haciéndolo parecer estúpido y lento. Recordemos aquella imagen de cuando le ponían un reloj en pantalla cuando le preguntaban algo, o bien, las repetidas veces en que se citaba “esto es un complot”, todo con el afán de madrearlo y que a la postre sirvió como cometido político.
Pero este AMLO es diferente, se ríe de todo y por todo y, al tiempo, da mensajes espirituales de concordia, paz y amor, lo que no sólo da risa y conmueve, sino que ha desbaratado los ataques de sus contrincantes, porque ¿quién se atreve a pegarle a alguien que es más bueno que el Papa?
A propósito del Papa, resulta que el Peje ha declarado que de ganar esta justa electoral, invitará a Francisco I a su toma de investidura presidencial, lo cual ya no puede extrañarnos, pero derriba casi cualquier suspicacia de las élites y del pueblo en general, porque lo católico se ve como anticomunista, no como comunista o de izquierda, por lo que el mensaje es claro: AMLO es el capitalista del pueblo.
Que pinche imaginación tengo, hasta yo me río. El Peje el capitalista del pueblo, debería ser yo quien manejara su parodia, pero lo cierto es que ahora el tabasqueño es una parodia de sí que deambula por México, causa empatías y se ríe de todo y con todos; se acabó ese Peje enojón, gruñón, dispuesto a amenazar a cualquiera.
Esta unión, al menos de espíritu, entre López Obrador, el apóstol de México y el Papa, el apóstol de la iglesia, conmueve al más pintado; hemos llegado a la era de la resurrección política, lo único que parece faltar para los adversarios del Peje es que el tabasqueño termine en un viacrucis para ver su imagen en la cruz. Espero que no se les olvide que a los tres días resucita.
Por: Carlos Barra Moulain
Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.
