Mucho se piensa que las elecciones terminan justamente en la noche del domingo cuando los organismos electorales entregan resultados -a cuentagotas- sobre los posibles vencedores que resultan de toda una jornada a sol y sombra. Se cree que una vez que los partidos muestran sus victorias a sus adversarios como trofeos se acaba este asunto. Pero se debe advertir que esto no es así. Y Morena lo sabe.
La noticia del día: Morena y sus aliados dieron –otra vez- el campanazo en un estado tradicionalmente priista, y ahora parece que el manto al que llaman Cuarta Transformación está por cubrir el territorio hidalguense, todo listo para que en un conteo regresivo de doce meses a partir de hoy ahora tengan uno de los puestos más anhelados por el lopezobradorismo desde que tienen memoria: la gubernatura de Hidalgo.
Y es precisamente este impulso el que los tiene con los rostros rebosantes de alegría: en un conocido salón de fiestas a las afueras de Pachuca existe una buena cantidad de militantes morenistas que no paran de alabar el nombre de ya saben quién, mientras que tratan de alcanzar algún lugar en este recinto, con tal de verse cara a cara militancia y vencedores.
Ya adentro se puede advertir que la presencia guinda no es la única que engalana el salón: algunas manchas rojas del PT, otras turquesas de Nueva Alianza y las más verdes del Partido Verde también hacen acto de presencia, pero es innegable el hecho de que el triunfo es de Morena y de nadie más. Lo dice sobre todo el PREP.
Aquí, lejos de la faramalla priista que intentó hacer el domingo por la noche, en la que quisieron hacer ruido por quitarle terreno a Morena según Julio Valera, aquí parece que la unidad es el único valor que persiste en el aire: no importa si son guindas, verdes, turquesas o rojos con estrella amarilla, aquí lo que importa es que sepan adecuarse al ritmo de la cuatroté.
Y con esa comunión de unidad que aún persiste entre todos los militantes, todos se animan a tomarse fotografías con los vencedores, algunos con el cubrebocas retirado, olvidándose por un momento de la emergencia sanitaria, todos con una pose en común: hacen un gesto con las manos, marcando el número cuatro a la misma usanza que Ric Flair y sus aliados hacían la señal de los Four Horsemen en las funciones de lucha libre norteamericana.
Toda la línea del batallón morenista que vino, vio y venció el pasado seis de junio se encuentra apostado en la primera fila, seguido del resto de las huestes, entre egresados del Politécnico Nacional, los del sindicato minero, las familias, por supuesto la militancia aliancista, petista y ecologista; y en el templete, Sandra Ordóñez Pérez y el incondicional Andrés Caballero, Octavio Magaña, Juan José Luna y Javier Vázquez Calixto.
Entre aplausos y consignas, la lideresa morenista toma la palabra solo para iniciar la mención de los nombres de todos los candidatos electos como si fuera una pasarela. No solo figuran ellos, sino también diputados locales todavía en funciones, miembros del comité estatal morenista y un personaje, una especie de persona non grata para el resto de sus contrincantes políticos (y para su disgusto también): Francisco Xavier Berganza.
Una vez finalizado esto, comienza a hablar con una voz suave pero convincente: agradece a todo el pueblo hidalguense por lograr una nueva etapa de alternancia para Morena, a todas las estructura de base de cada uno de los partidos de la coalición, e incluso a las personas que se prestaron a servirles agua a los representantes de casilla. Porque ese gesto también vale.
Fiel a su estilo, se dedica a mencionar una serie de actos irregulares, incluida la bomba de humo en Tepeji del Río, la famosa bodega de Cuauhtémoc Ochoa en Huichapan, presuntos hostigamientos a candidatas durante los debates, y un largo etcétera, solo para rematar con “un verdadero militante pide el voto sin ningún tipo de sesgo”, y el eslogan oficial de campaña: estamos al cien con ya sabes quién.
Javier Vázquez fue un poco más incisivo: que a pesar de todo, hasta las agresiones, cualquier compra de votos quedó superada, y que la coalición Juntos Haremos Historia llegó para quedarse. Y de la misma manera en que anuncian los cines los adelantos de las películas, anunció que buscarán arrebatarle los únicos distritos que el PRI y sus secuaces les arrebataron. Justicia ante todo.
El siguiente en hablar fue Octavio Magaña: destierra el recuerdo del Partido Verde dentro de las coaliciones lideradas por el PRI al decir que “estamos contentos de pertenecer de este lado de la historia”, y que a pesar de las artimañas que sus contrincantes intentaron ponerles, a pesar de las desbandadas hacia el otro lado, “solo quedaron los buenos”, y que ahora están dispuestos a vencer los malos manejos.
Con su característica elocuencia y gusto por los discursos extensos, Andrés Caballero toma la palabra y les dice a los electos que, a partir de este momento, ahora serán soldados de la Cuarta Transformación, y que ahora su deber será estar al servicio de la cuatroté, abatiendo las reformas neoliberales que aún les causan cierta molestia y rencor en sus corazones.
No obstante, el consejero morenista no vaciló con meter en cintura a quienes se les salgan del corral: deben caminar tomando en cuenta la agenda de la cuatroté y conducirse con honestidad o si no habrá tolerancia cero a las desviaciones, omisiones e indisciplinas. Seguro a alguien con apellido Sosa no le gustará esto.
Al principio les dedica unas palabras al gobierno estatal y a sus contrincantes con cierto paroxismo, pero después se relaja un poco, diciendo que Morena y sus amigos garantizarán el respeto al Ejecutivo estatal siempre y cuando ellos respeten la voluntad popular, y que así y solo así lleguen a hacer acuerdos anteponiendo el interés superior del pueblo.
Después de la promesa de que vendrán por la gubernatura en 12 meses, pasa lista –de nuevo- a los vencedores mientras que el público los vitorea como en los concursos de talentos, se une a la moción del compañero Javier Vázquez de buscar, si o si, los distritos que no ganaron, y la frase que repiten constantemente hasta el cansancio: no les vamos a fallar.
Jota Jota Luna, como lo llamó el consejero Caballero, quiere compartir el momento de gloria con los suplentes –al parecer casi nadie les hace caso-, y a beneplácito de los asistentes vuelve a pasar lista a las candidaturas, pero esta vez mencionando los nombres de quienes los acompañaron durante más de 60 días, y convencido les asegura que hicieron un buen trabajo.
Después de este acto reivindicativo, solo hizo el amable recordatorio que el proceso electoral no ha terminado, y que lo que sigue son los procesos de impugnación –un pequeño guiño a la petición del PT-, y que podríamos ver en un futuro no muy lejano una diputación que dure apenas cinco minutos. La cuestión es saber hacia dónde se dirige la mira.
Se burla (diplomáticamente) de la fiesta priista fallida, y que a diferencia del desplegado que hicieron en sus instalaciones, dentro de la coalición Juntos Haremos Historia están celebrando con mesura y sin aspavientos, “ustedes nos disculparán, pero Hidalgo está en construcción del cambio apenas”, hace su justificación ante los medios.
Al igual que la morenista Sandra Ordoñez, también saca la lista de las irregularidades que ocurrieron dentro de las campañas, pero quizá el más importante de todos y que no puede alejar de su mente es el nombre de César Román Mora Velázquez, aquel que representa a la Secretaría de Contraloría, responsable de inhabilitar a varios de sus candidatos.
Pero, a pesar de esto, también se mostró agradecido por la confianza ciudadana, y a manera de despedida hizo una invitación de manera especial a quienes militan en partidos con el riesgo de perder sus registros: “aquí serán bien recibidos, las puertas de esta coalición están abiertas para que sus demandas se vean representados en los próximos procesos electorales”.
La celebración mesurada como lo llamaron llega a su fin, y con el entusiasmo a flor de piel, con todo y su unidad, todos quienes integran esta coalición suben al estrado, mientras que los fotógrafos buscan su mejor ángulo. Y como si fuera una cosa de buena suerte –o quizás una especie de hechizo- gritan al unísono, tres veces seguidas: juntos haremos historia.
Actualización importante: Juan José Luna hizo una pequeña confesión: no dejaron plantada a la diputada Jajaira Aceves en su intento de crear una comisión que investigue al IEEH, sino más bien convencieron a sus diputados de desistir. Porque al igual que en las relaciones tóxicas, quieren darle una nueva oportunidad al árbitro electoral.