Alito destruyó al PRI, pero Carolina lo sepultó en Hidalgo

El Clan Moreno-Viggiano destruyó al PRI, como ejemplo tenemos a Hidalgo, que en la Cámara de Diputados cae hasta la cuarta fuerza, y si esto no fuera suficiente, incluso el PRD, partido que se extinguirá, obtuvo un municipio más que el partido tricolor.

“Tengo una visión clara, respeto las posiciones. Estamos en el momento más complejo del país, hemos dado la batalla y, como se dice, no vamos a tirar el arpa”. Así se expresó el presidente nacional del PRI, Alejandro Moreno Cárdenas, luego de la estrepitosa derrota que una vez más sufrió el instituto político tricolor, y deja claro que seguramente tiene algún talento, pero políticamente ninguno.

 

Hábil con la lengua, pero limitado en el intelecto, este personaje hace declaraciones sin ton ni son, sólo para salir del paso, porque de antemano sabe que quedará marcado en la historia como el destructor del PRI. Y es que podrá argumentar que Morena es un peligro para México, que fue una elección de Estado y todas las excusas habidas con tal de defender su desprestigio político, pero la realidad lo ubica en cada campaña, en el lugar que ocupará en la historia, como un perdedor de tiempo completo.

 

Analizando cada una de sus palabras expresadas recientemente, existen muchas dudas de lo que vocifera. Dice que “tiene una visión clara”, valdría la pena que pudiera explicar con lujo de detalle a qué se refiere con visión clara, porque es evidente que puede ser un majadero, un bravucón y hasta señalado de corrupción como se ha escuchado en audios filtrados a la prensa, pero no tiene la mínima visión política para hacer una estrategia eficiente que le permita ser un verdadero contrapeso del poder y todo lo que toca simplemente lo destruye.

 

Dice Alito Moreno que “ha dado la batalla y no tirará el arpa”. De entrada, el arpa ya está en el suelo, no hay un sólo resultado que juegue a su favor, actualmente el PRI del Clan Moreno-Viggiano tiene dos estados gobernando, pero dice el dirigente nacional que ha dado la batalla, cuando ni las manos metió de la paliza que les propinaron. No sólo es limitado en sus declaraciones, es ridículamente excedido haciendo creer una altura política que no tiene. Confrontarse no significa tener capacidad de liderazgo, por el contrario, significa tener un entendimiento limitado para dirimir diferencias.

 

Y si de Hidalgo se trata, por supuesto que no es la excepción, el panorama político en la entidad es un claro ejemplo del peso que tiene la hidalguense Carolina Viggiano, y es que ahora estuvo aún peor que la contienda pasada, ya que hubo una diferencia de casi 400 mil votos en relación a su contrincante Simey Olvera, lo que representa un golpe demoledor. Y es que pareciera que a pesar de las limitaciones de la candidata morenista, con muchas décadas menos de trayectoria política que Viggiano, parece que tiene más afectos electorales que la originaria de Tepehuacán de Guerrero y eso debe ser muy doloroso.

 

En lo relacionado a los municipios, el PRI de Hidalgo pasó de 32 ayuntamientos a sólo 1, es decir, gobernaba el 42% de la población, y a partir de este proceso pasará a gobernar el 0.95% de la población hidalguense. En eso se ha convertido el PRI de Carolina, quien se empecinó en imponer a Marco Antonio Mendoza, un joven inexperto, sin identidad con el priismo, un presidente de pose y de selfis, pero que no representa absolutamente el mínimo liderazgo entre la estructura tricolor. Pero, además, también impuso a la secretaria general, Jenny Márquez, que es originaria de Michoacán, y de igual manera, con nula identidad con el priismo de Hidalgo. Qué otro resultado se podría obtener, si prácticamente su partido está tomado por impostores e improvisados.

 

Qué vergüenza deben sentir, cuando ningunearon al GPI, diciendo públicamente que no representaban nada, y que sus renuncias se irían al bote de la basura. Pues no es por alimentarles el odio, ni ser la cola del diablo, pero al PRI se le fueron 100 mil votos con aquella desbandada y en esta elección pudo corroborarse que ese boquete electoral es real.

 

Ningún partido perdió votos en esta elección, solamente el PRI, quien de paso en la Cámara de Diputados cae hasta la cuarta fuerza, y si esto no fuera suficiente, hasta el PRD, partido que se extinguirá, obtuvo un municipio más que el partido tricolor.

 

Ese es el saldo que deja el tsunami llamado Carolina Viggiano, quien no encuentra la brújula para hacer algo por su partido con el limitado equipo de trabajo que tiene en el Comité Estatal del PRI; sin embargo, les queda de consuelo que sus cercanos y ella incluida, ocuparán espacios en las Cámaras sin necesidad de haberse despeinado.

 

En conclusión, Alejandro Moreno es quien acribilló al PRI y Carolina Viggiano le dio sepultura.


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