Alcohol y sexo: ¿buena combinación?

Buenos días a todos (buenas tardes en Europa, buenas noches en Asia y buenas noches también a todos aquellos que van llegando a sus casas después de la fiestota de ayer), ya es domingo y es el día del Señor…del señor escrito que les traigo en este día de recuperación espiritual.

Hablando de esta sensación extracorpórea donde pensamos que bien podríamos estar internados de no saber que es la famosa resaca, me han llegado varios comentarios respecto a qué opino del sexo con alcohol. Como ya es costumbre de su servidor (el modesto y siempre buenacopa provinciano), me gustaría tocar este tema desde dos opiniones obvias: el sexo con alcohol es algo bueno y malo a la vez.

EL SEXO CON ALCOHOL ES BUENO
Partiendo de la premisa de saber que el chupe (sangre de los dioses y nuestra gasolina de fin de semana) es el lubricante social por excelencia, todo con alcohol fluye mejor (hasta los errores que cometemos en su honor).

Mis ojitos curiosos y perspicaces han sido testigos de transformaciones dignas de aplausos al ver que alguien muy tímido acaba siendo el rey de la pista de baile gracias a varias cervezas, que la compañera callada que organiza la tanda en la oficina es víctima de sus caderas y perrea intensamente encima de Juanito de contabilidad gracias a cuatro shots de tequila e incluso he observado nacer varias relaciones amorosas (que por lo general tienen fechas de caducidad cortas) donde el mezcal es el causante.

Lo mismo sucede con el sexo. Por lo general, vamos por la vida cargando no sólo con culpas sino con inhibiciones que no nos permiten fluir como nos gustaría: nos avergüenza alguna parte de nuestro cuerpo, somos miedosos al intentar cosas nuevas o algunas veces no rendimos como quisiéramos en la alcoba. Con el alcohol pasa todo y de todas formas: aquellas lonjas por el descubrimiento fatídico de las manteconchas se convierten en agarraderas del amor para la faena; las posiciones extremas que vimos en películas clasificación B en un canal de cable ahora son pan comido con nuestro cuerpo, siendo terreno fértil para todas esas cervezas que tomamos antes e incluso nuestro desempeño sexual bien podría ser digno de envidia y culto por parte de todos esos adoradores del tantra (se los dejo de tarea y luego me dicen qué investigaron).

El chupe podría bien ser el aliado con el que siempre soñamos para poder ser los reyes de la alcoba, pero no todo es miel sobre hojuelas y a continuación explico por qué.

EL SEXO CON ALCOHOL ES MALO
Qué hermosa sería la vida si todo fuera solamente bueno, pero todos sabemos que no es así. El alcohol, lamentablemente (digo lamentablemente porque soy el más ferviente fan de las Tecate light) nos pasa la factura más pronto de lo que pensamos.

Aquella decisión excelsa de llevarnos a esa persona del antro a dormir a nuestro departamento hoy es un error que tiene 2 hijos, muchos kilos de más de los que recordamos y al parecer una larga lista de exparejas con quejas sobre sus hábitos de ser amante de lo ajeno.

Muchas veces (me han contado muchos primos de vecinos de la colonia) nuestro amigo que vive abajo del ombligo (contrario a lo que se pueda pensar) no responde como debería con exceso de alcohol y antes de ser la estatua firme que quisiéramos se convierte en una gelatina de fonda con poca grenetina.
Sumado a esto existe un gran riesgo de no protegernos correctamente, exponernos a infecciones de transmisión sexual o incluso algo peor: meternos con la persona equivocada por la calentura y el alcohol (léase como personas prohibidas o simplemente que no nos atraen pero que el mezcal los hace parecer actores de Hollywood).

¿Les sirve que a esto sume la cruda mortal que con el paso de los años solamente aumenta?

Por favor, no tomen nada de lo que escribo como una ley, simplemente tomen en cuenta que el alcohol, si bien es rico, trae consigo grandes cuestiones sobre las cuales pensar, varias responsabilidades y enormes cargas que debemos tener en cuenta antes de probar chupe y decidir dar rienda suelta a nuestras bajas pasiones.

Seamos cautos con las bebidas y mucho más cautos con nuestras relaciones sexuales (aunque si las hacemos de manera correcta puede ser la combinación ideal para un fin de semana). Si quieren leer un pensamiento final que les haga poner en perspectiva lo que hicieron este fin de semana, piensen esto: ¿alguna buena anécdota digna de contar empezó con un vaso de agua de limón con chía? Yo tampoco lo creo.

¡Nos seguimos leyendo!

Por: Iván Peralta Ramos

Arquitecto / Digital Piscis. Nacido en 1986, en el bello principado de Tehuacán, Puebla. Siempre ha sido partidario de escribir todo lo que piensa. Fanático del Tenis, de Novak Djokovic y de las películas de Tarantino; cree fervientemente en el amor y en la media naranja. Postrero de corazón, son los chongos zamoranos su primera elección. Viviendo en la CDMX desde 2009, ha aprendido a vivir a la mala en la jungla de concreto. Fiestero pero hogareño, extrovertido pero callado, tragón pero con poco dinero, observador pero con astigmatismo y un montón de oximorones más. Fan de clóset de la salsa y las cumbias. Un buen conversador, con aptitudes para escuchar y dar buenos consejos, pero el total erróneo para seguirlos.






SEXO ORAL Y ESCRITO - Iván Peralta Ramos

Arquitecto / Digital Piscis. Nacido en 1986, en el bello principado de Tehuacán, Puebla. Siempre ha sido partidario de escribir todo lo que piensa. Fanático del Tenis, de Novak Djokovic y de las películas de Tarantino; cree fervientemente en el amor y en la media naranja. Postrero de corazón, son los chongos zamoranos su primera elección. Viviendo en la CDMX desde 2009, ha aprendido a vivir a la mala en la jungla de concreto. Fiestero pero hogareño, extrovertido pero callado, tragón pero con poco dinero, observador pero con astigmatismo y un montón de oximorones más. Fan de clóset de la salsa y las cumbias. Un buen conversador, con aptitudes para escuchar y dar buenos consejos, pero el total erróneo para seguirlos.