El discurso de José Antonio Meade como candidato del Revolucionario Institucional fue desangelado y con poco fondo, pero no podía ser de otra forma: lo suyo, lo suyo, es la tecnocracia y no la política.
Meade entra a la contienda de 2018 con un capital político mesurado y sin mucho que decir, con un pasado límpido y eficiente a nivel de las condiciones de un tecnócrata y con las lógicas de la tecnocracia.
Explico: el politólogo Norberto Bobbio percibió con claridad que la tecnocracia es opuesta a la democracia. Mientras las decisiones en la tecnocracia son verticales, apegadas a protocolo y sin deliberación, en la democracia se rigen por el consenso al disenso y a una condición horizontal, cuestión que denota un perfil de pluralidad que no presenta en el Estado la toma de decisiones de los tecnócratas que intentan imponer eficiencia por encima de cualquier cosa.
Por ello, el discurso de Meade -quien ha señalado que quiere “hacer de México una potencia”- no encontrará explicación desde las lógicas de la política sino del eficientismo administrativo, esto es claro y quien espere algo distinto vive en el error.
El segundo mensaje que podemos hacer en la revisión crítica que manda el Revolucionario Institucional estriba en el negativismo de la ideología y los principios de partido. Meade no es priista, es un externo y por ende desmoraliza a quienes han hecho carrera en el partido, cuestión que hace surgir la pregunta: ¿a quién abandera Meade?
Un tercer mensaje oculto es el sentido de desconfianza de la elite política hacia ella misma, es decir, si Meade no es priista, al que demeritó es al priista y al priismo.
El dividendo, ganar con Meade parece ser viable en la medida en que no es percibido ni como político ni como priista, por lo que cualquier sombra o estela contraria podría ser borrada y ello ante los desaciertos de los consabidos expriistas que cayeron en peculado o prácticas erróneas del ejercicio de gobierno.
Meade, entre el desconcierto y la probidad
Meade es un tecnócrata, atiende a la eficiencia y no a la paciencia social; habrá que darle tiempo al tiempo y, si llega a ganar, veremos si México llega a ser una potencia.
Por: Carlos Barra Moulain
Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.