El año que empieza ha sido trágico para actrices que llenaron la pantalla con su belleza y talento, en la década de los cincuenta y sesenta. La primera de ellas fue la italiana Gina Lollobrigida, quien falleció el 16 de enero, a los 95 años.
Considerada la mujer más bella del mundo, de acuerdo con la cinta de Robert Z. Leonard, Lollobrigida es recordada como la gitana Esmeralda, de El Jorobado de Nuestra Señora de París; la circense Lola, en Trapecio, de Carol Reed; o la Venus imperial, de Jean Delannoy.
Lo cierto es que nunca se sintió a gusto como símbolo sexual de Hollywood, en cintas como Te veré en septiembre, de Robert Mulligan, y prefirió dedicarse a la fotografía, su verdadera pasión.
Raquel Welch, símbolo sexual de los sesenta, es recordada como la cavernícola de Un millón de años antes de Cristo, en la que la hacía babear a los dinosaurios con sus minúsculos atuendos. Es bien recordada como la científica de Viaje fantástico, la espía que cayó del cielo, o la pistolera de Hannie Coulder que se vengaba de sus violadores. Ella falleció el pasado 15, a los 83 años. Dos días después falleció Stella Stevens, a los 84.
Stevens es recordada como Stella Purdy, la novia del profesor chiflado Jerry Lewis, y como Gail Hendrix, uno de los primeros intereses románticos del agente secreto Matt Helm, interpretado por Dean Martin. Vino a México a filmar, con Glenn Ford, El mal de Gilberto Gazcón, y uno de sus últimos papeles fue en la clásica La aventura de Poseidón. Hizo apariciones especiales en series televisivas como Magnum, La mujer maravilla y Nash Bridges.
Descansen en paz estas beldades que poblaron nuestros sueños fílmicos.
Por: Jorge Carrasco V.
Egresado de la Facultad de Ciencias Políticas de la UNAM. Periodista activo desde 1981 en diversos medios. Especialista en temas internacionales, deportes y espectáculos. Autor de biografías sobre Pedro Infante y Joaquín Pardavé de Editorial Tomo.
