Los ciudadanos están cansados de las mamarrachadas de la política, y si existe algo que les encabrona y hiere es la política de la mentira, aquella por todos conocida y que lastima el alma y la voluntad social, porque se convierte en la imagen del buitre en la carroña cotidiana.
En esto de las monsergas políticas resulta que Miguel Barbosa, quien pretende ser gobernador de Puebla -y dada la fuerza de Morena no es difícil que lo logre-, fue sorprendido con una casita que cuesta 10 millones de varos, que sea de origen honesto o no, deja como la mierda al pueblo, que en su mayoría vive en un jacalito rentado y en el mejor de los casos suyo, pero en un pinche jacal al final de cuentas, y por si fuera poco, recibe (recibimos) pinches salarios raquíticos que incrementan la miseria.
Bajo este lapidario escenario son dos las consideraciones sobre la casita de Miguel Barbosa:
- Si proviene de la deshonestidad, es una gran cabronada que Hacienda debe checar; de descubrir (que lo dudo por los manejos políticos) una irregularidad, nos encontraremos con la historia de siempre.
- Si la casita es legal, qué poca madre de Barbosa, porque muchos de los ciudadanos que ha representado, representa y pretende representar, ahora en Puebla, viven en condiciones miserables, y al menos como una actitud sensata y moral no debería ostentar una propiedad de esta magnitud.
Miguel Barbosa es el arquetipo de la politiquería de la mentira, donde la patraña y el engaño al pueblo es la constante. Es sabido por todos que los sueldos, dietas, bonos, sobresueldos, moches, prebendas y privilegios de los políticos y servidores de lo público, han hecho que el pueblo pobre con gobierno rico sea pueblo paupérrimo con clase política rica.
La mierda nos llega al cuello y los políticos que se sirven del encargo siguen presentes, no importando si son de Morena o no, la cosa es que Juan te llamas, por lo que seguimos viviendo en la política de la mentira y la patraña que crea paraísos para los políticos mientras que en el pueblo sólo existe miseria y desolación terrena.
¡No sea por Dios!

Por: Carlos Barra Moulain
Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.