¿Abrazos, no balazos?

Si bien es cierto que una de las deficiencias del gobierno de López Obrador fue la seguridad, al analizar el tema se debe tener en cuenta que recibió un país pobre gobernado por una estructura narco-estatal, a lo que además se sumó la pandemia. Aun así, las cifras en seguridad no fueron exponencialmente altas comparadas con las de sexenios anteriores.

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Por: Carlos Nander

Estudiante de la disciplina de las Relaciones Internacionales en búsqueda de los posibles efectos que pueden generar dentro de nuestro país. Amante del conocimiento, la historia y el cine.

El gobierno de López Obrador fue duramente criticado a lo largo del periodo por las deficiencias en su política de seguridad, así como la poca diferencia entre las cifras de violencia de este sexenio a comparación de sexenios como el de Enrique Peña Nieto o Felipe Calderón. Esta crítica en contra del papel que han jugado las fuerzas policiacas y militares en la seguridad del país se exacerbó por algunos acontecimientos que fueron un cisma para la sociedad mexicana, el ejemplo más claro es el conocido Culiacanazo, en donde se mostró evidente la debilidad en las negociaciones por el arresto de Ovidio Guzmán, en el cual, el gobierno actuó de forma errada, lo que desató una pseudo guerra civil en la capital sinaloense.

 

Sin duda es sumamente válido, a la hora de hablar sobre las flaquezas de la 4T, señalar el tema de la seguridad nacional; sin embargo, haciendo un recuento histórico y comparado con los últimos dos sexenios previos al de López Obrador, podemos identificar algunos factores que, pese a que no aminoran las cifras que tuvo este sexenio, pueden asomar una estrategia que vaya de la mano con la continuidad y la reciente reforma a la Guardia Nacional.

 

De manera inicial, el elemento de la transición es fundamental. López Obrador recibió un país gobernado por una estructura narco-estatal en donde las fuerzas de seguridad estaban sumamente intrincadas con las organizaciones criminales del país, lo que para un gobierno nuevo implica el saneamiento de las instituciones gubernamentales. Por otro lado, Obrador fue sumamente incisivo al mencionar que su plan inicial fue atacar las causas del problema, como la pobreza y las limitaciones sociales en el acceso a los servicios básicos, por lo que de eso se encargó mediante los apoyos sociales.

 

Aunado a dichas situaciones, la pandemia fue un factor que afectó el funcionamiento de las instituciones gubernamentales a todos sus niveles, siendo las de seguridad algunas de las más afectadas por la exposición de sus elementos. En este sentido, es un hecho que la política de seguridad de AMLO fue deficiente, no obstante, con todos estos factores inscritos en su contexto, es sorprendente ver que las cifras no fueron exponencialmente altas a las de sexenios anteriores, sino que se demostraron constantes mas no crecientes.

 

A este respecto, es sorprendente ver cómo la política de AMLO, con todos esos factores encima, tuvo una eficiencia similar a la que tuvieron los gobiernos del PRIAN que contaban con todo el apoyo estadounidense y que, como ya se ha demostrado, tenían vínculos directos con estas organizaciones criminales que tenían como intención “negociar para pacificar”, cuestión que como bien sabemos, fue enormemente catastrófico para la vida nacional.

 

Sobre este orden de ideas, a estas alturas y con el gobierno de Sheinbaum bien entrado en funciones, pareciera que las deficiencias de la política de seguridad del sexenio pasado fue algo que se descuidó con la intención de poder consolidar la reforma social y materializarla en los distintos apoyos sociales, así como proyectos de bienestar social que creó su administración.

 

Esto siguiendo esa línea de arrancar de raíz el problema atacando las causas que orillan a la población a entrar en las redes criminales. Es así como, ante la reciente aprobación de la reforma a la Guardia Nacional, podemos entender al gobierno pasado como un proceso de consolidación de la reforma social que reforzaría su lucha contra el narcotráfico con el fortalecimiento de los elementos de seguridad civil a través de la reforma, dejando un escenario idóneo para Sheinbaum, donde no tiene que debatir otra reforma securitaria y puede enfocar su atención en la aprobación de otras discusiones.

 

Por supuesto que esto no justifica las faltas del gobierno López Obrador, pero abre nos muestra un escenario más amplio que expone la necesidad de continuidad en las políticas domésticas.

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Por: Carlos Nander

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CONTRA POLÍTICA - Carlos Nander

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