Analizar los resultados obtenidos en la elección del pasado domingo 6 de junio evidentemente puede llevar ríos de tinta con opiniones de todos los colores partidistas, por supuesto. Pero de entre todos los comentarios en un sentido o en otro, habrá que destacar el porcentaje de gente que acudió a emitir su voto.
En otros lugares del mundo, que el 52 por ciento de la ciudadanos empadronados cumplan con ese compromiso, más que un éxito puede resultar un rotundo fracaso, pero en el caso de México habrá que tomar en cuenta muchas cosas, por ejemplo que es un derecho cuya omisión no representa sanción alguna, como sucede en países como Argentina o Bélgica.
A lo anterior habrá que agregar que se trató de las llamadas “elecciones intermedias“, es decir, cuando no se elige al presidente de la República, pero sí a los diputados federales que duran en su encargo tres años (hoy con posibilidad de reelegirse).
Normal resultó también que en algunas entidades el porcentaje de votación fue mayor que en otros. En Hidalgo fue de alrededor del 46 por ciento del total de empadronados. Por supuesto que en estados en donde eligieron a su gobernador y/o a presidentes municipales, el interés y en consecuencia la participación fue mayor, hasta llegar en promedio al 52 por ciento.
A pesar de la óptica con la que se puedan mirar los resultados, es evidente la influencia a favor de su causa del presidente Andrés Manuel López Obrador. A final de cuentas, en el ánimo de la gente pesaron más las diarias conferencias de prensa y los apoyos que AMLO da a diversos sectores de la población, que temas como la pandemia, con más de 250 mil muertos; el accidente en el Metro o las confrontaciones con diversos sectores de la población, con periodistas o empresarios, por dar solo dos ejemplos.
Con estos resultados, ¿le va bien o mal a México? El tiempo nos va a dar la respuesta más acertada, sin duda, pero está claro y resulta lógico que las políticas del gobierno federal no van a ser diferentes a las que hoy vemos y que dan los resultados político/partidistas que ya todos conocemos y que buscaba AMLO, con todo y que es cierto que él quería más y más.
Nadie puede negar el poderío de Morena cuando de 15 gubernaturas gana 11, o que de los 300 diputados federales de mayoría tendrá 186, sabiendo que llegado el momento de las alianzas va a lograr la mayoría simple y hará lo necesario (por todas las vías que se puedan imaginar) para conseguir más votos a su causa hasta lograr una mayoría calificada.
Es cierto que hoy Morena obtuvo menos votos que hace tres años. En la elección de diputados federales, en 2018, logró 20 millones 972 votos, ahora sumó 16 millones 759 mil. Y ya decíamos que de las gubernaturas en disputa ganó casi todas y el PRI ninguna; hoy el tricolor apenas mantiene cuatro entidades en su poder: Hidalgo, Estado de México, Coahuila y Oaxaca.
Vemos entonces que Hidalgo no quedó al margen de la marea Morena. De las siete diputaciones federales en disputa, solo perdió una y de los 18 distritos locales apenas dejó ir cuatro, en ambos casos considerando ya alianzas. Claro, estas cifras comparadas con las de hace tres años, ganaron menos pero están arriba todavía y lejos de sus dos principales adversarios: PAN y PRI.
Está claro que el éxito de Morena en las elecciones es mérito de López Obrador; en más de una ocasión escuchamos el comentario: “No me interesa quiénes son los candidatos, yo voy con Morena”. Y por los resultados así fue, sin duda alguna.
Solo como ejemplo, la diputación federal por Pachuca: Lidia García, de Morena, tuvo nula presencia y trabajo a favor de sus representados, buscó la reelección y venció al priista Benjamín Rico Moreno y a la panista Gloria Romero, ambos personajes con larga trayectoria en el servicio público, experiencia y presencia que de poco les sirvió a la hora de buscar el voto ciudadano.
El PRI en Hidalgo hizo un buen trabajo en la dirigencia estatal, más que cualquiera del resto de los partidos políticos, incluyendo los que formaron parte de su propia alianza (PAN y PRD), pero a pesar de las cuentas alegres, los resultados no fueron los esperados.
Se ha dicho que en algunos casos las candidaturas se le dieron a quienes se sabía de antemano que estaban encaminados a la derrota por su poca o nula presencia, y que dos meses de campaña fueron insuficientes para posicionarse y aspirar al triunfo. Sin olvidar que, como consecuencia de las alianzas “Va por México” y “Va por Hidalgo” a nivel federal y local, para la militancia priista de aquí –y seguramente de otros lados de Hidalgo y de México- no resultó nada fácil y entendible apoyar a un candidato de formación panista o perredista.
Ya están los resultados en todos el país, sin duda muchos de ellos serán impugnados, tal vez algunos con argumentos suficientes para cambiar su historia. En la mayoría no habrá modificaciones, a pesar de los gritos y sombrerazos, porque además los acontecimientos en la jornada electoral nos confirmaron que tenemos un INE con capacidad suficiente para sacar adelante elecciones como las vividas el pasado domingo 6 de junio.
A final de cuentas, los mexicanos debemos sentirnos satisfechos de lo ocurrido, al margen de que la victoria se haya quedado del lado del partido de nuestra preferencia. La jornada transcurrió en paz, claro, con la pena y preocupación de los hechos violentos –en muchos de los casos homicidios de candidatos- antes del día de las elecciones.
Hay mucho en que trabajar para lograr el país libre y democrático al que todos aspiramos. Ojalá el buen ejemplo viniera desde Palacio Nacional y que los resultados trajeran consigo otra actitud de conciliación y diálogo, sobre todo del presidente de los mexicanos, que siempre estuvo empeñado en apoyar a sus huestes, sin importarle que con ello violentara el marco legal que en la materia nos rige.
En ese sentido habrá que reconocer la actitud diferente del gobernador Omar Fayad. A lo largo de las campañas nunca supimos de una sola declaración sobre proceso y mucho menos acción para favorecer a unos y afectar a otros partidos políticos. A nivel municipal nos encontramos con alcaldes de actitudes diversas.
Por hoy es todo, nos leemos en la próxima entrega, pero… Entre nos.
Por: José Guadalupe Rodríguez Cruz
*Egresado de la UNAM como licenciado en Derecho y Diplomado por el Instituto de Administración Pública de Querétaro y por la Universidad Iberoamericana en Políticas Públicas. *Regidor Municipal en Tula, Secretario Municipal de Tula, Diputado local en la LVII y LIX Legislaturas en el estado de Hidalgo y Presidente Municipal Constitucional de Tula 2000-2003. *Autor del libro “Desde el Congreso Hidalguense” y coautor del libro “Tula... su Historia” *Director y fundador del periódico bisemanario “Nueva Imagen de Hidalgo”, que desde 1988 se pública en Tula, Hgo.