A la muerte del veterano lanzador Alfredo Mariscal se sumaron otras tres, como si los peloteros tuvieran la urgencia de formar una retadora celestial, para jugar en el campo de los sueños.
El pelotero veracruzano Alí Uzcanga Lara falleció a los 63 años, a causa de un paro cardiaco. Jugó durante 13 temporadas en siete equipos de la Liga Mexicana, acumulando un .278 de por vida, con 986 hits. Su mejor temporada fue la de 1985, con los Sultanes de Monterrey, bateando .306. El infielder jugaría a la temporada siguiente con los Diablos Rojos del México.
Cuenta la leyenda que un buscador de Grandes Ligas vino a verlo; en cambio, quedó deslumbrado con otro novato: Fernando Valenzuela.
Otro veracruzano, el veterano lanzador Justino Delfín Elvira, murió a los 74 años “por causas naturales”. El nativo de Paso Carretas jugó durante 17 temporadas en ocho equipos diferentes, debutando con los Tigres capitalinos en 1969 y culminando con el Águila de Veracruz, en 1985.
Relevista especialista en el cambio de velocidad, acumuló 40 victorias, con igual número de descalabros y un buen 3.11 en carreras limpias.
La más sorpresiva muerte de todas fue la del lanzador dominicano Eulogio Frankie de la Cruz Martínez, quien falleció a los 37 años, a causa de un infarto.
Luego de tres temporadas en Grandes Ligas, el lanzador derecho jugó para cuatro equipos en la Liga Mexicana, incluyendo a los Diablos Rojos, aunque donde verdaderamente se lució fue con los Saraperos de Saltillo.
Descansen en paz estos pundonorosos beisbolistas.
Por: Jorge Carrasco V.
Egresado de la Facultad de Ciencias Políticas de la UNAM. Periodista activo desde 1981 en diversos medios. Especialista en temas internacionales, deportes y espectáculos. Autor de biografías sobre Pedro Infante y Joaquín Pardavé de Editorial Tomo.