A mediados de los cincuenta y principios de los sesenta, el rejoneador Gastón Santos vivió su etapa más gloriosa, en los ruedos y fuera de ellos.
El hijo del poderoso político Gonzalo N. Santos nació en Tamuín, San Luis Potosí, el 12 de julio de 1931. Tras estudiar en una academia militar en Texas, viajó a Portugal, donde aprendió el arte del rejoneo, en el que realizó 1,348 corridas. A su regreso a México se convirtió, además, en estrella de cine de una docena de películas, westerns en su mayoría, para poder llevar como acompañante a su hermoso potro Rayo de Plata.
En YouTube nos acabamos de encontrar una de sus cintas más representativas: El grito de la muerte. Filmada en 1959, por Fernando Méndez, sobre un guion de Ramón Obón, es una curiosa mezcla de western con cine de horror.
Doña María (Hortensia Santoveña) es la dueña de una hacienda venida a menos, que vive obsesionada con la desaparición del cadáver de su hermana, lo que ha provocado que las personas piensen que se trata de la Llorona y se alejen del lugar. El agente Gastón (Gastón Santos) y su socio, el siempre somnoliento Coyote Loco (Pedro D’Aguillón), llegan a investigar una misteriosa estatuilla con trazos de oro, que puede ser la causa de la leyenda.
El apreciable director de El vampiro y Ladrón de cadáveres se siente a sus anchas en el mundo fantástico, aunque batalla un poco en hacer actuar a Rayo de Plata.
Completan el elenco la guapa María Duval, Antonio Raxel y Carlos Ancira (sin duda, uno de los actores que el cine mexicano no supo aprovechar).
El grito de la muerte es, pues, un curioso western que gustará a los amantes del género.
Por: Jorge Carrasco V.
Egresado de la Facultad de Ciencias Políticas de la UNAM. Periodista activo desde 1981 en diversos medios. Especialista en temas internacionales, deportes y espectáculos. Autor de biografías sobre Pedro Infante y Joaquín Pardavé de Editorial Tomo.
