Las condiciones que se viven en Hidalgo por la pandemia son tan fuertes, que se habla ya de que el sistema de salud puede colapsar y tener que dejar sin atención a los enfermos de covid, no por falta de voluntad, sino porque el número de contagiados sea tal que no haya capacidad de atenderlos por carencia de camas y de lugar disponible en los hospitales.
El año pasado íbamos a tener elecciones de alcaldes el 7 de junio, pero el INE decidió atraer la elección por la gravedad de la pandemia en el estado y, en sesión virtual, determinó que, a efecto de no poner en riesgo el derecho a la salud, se posponían las elecciones «hasta que las autoridades sanitarias contemplen que la pandemia está controlada» y se aplazaron los comicios, que finalmente se llevaron a cabo el 18 de octubre, casi cinco meses después de la fecha original.
En abril los casos no eran muchos y para el 7 de junio del 2020, la fecha en que iban a ser las elecciones, eran 394 los fallecidos y 2,196 los contagiados, que junto a los que tenemos hoy –3,986 fallecidos y 28,546 contagiados, ni comparación.
Quiere decir que la situación en Hidalgo en este momento es terrible y con necesidad de medidas urgentes.
El PRI ya reaccionó y suspendió el proceso electoral en lo que concierne a su agenda de partido.
¿Sería mucho pedirle a todos los partidos que hicieran lo mismo y que todos, en una decisión que mucho les honraría, suspendieran el proceso hasta que haya condiciones?
Lo urgente en esta hora es salvar la salud y la vida de los ciudadanos. Si se empeñan en seguir con el proceso, a ver quién va a las urnas, porque los muertos no votan.