La mierda nos llega al cuello con la pandemia, no hay futuro posible en este año infame donde la ruina se asoma en la mayor parte de los ciudadanos, pero las élites nos recuerdan que “estar bien” es consumir en el festín orgiástico de endeudamiento conocido como “El Buen Fin”.
Mientras millones de mexicanos se debaten en la miseria más asquerosa, un grupúsculo sale a las calles a consumir en un frenesí de inconsciencia social, donde el endeudamiento tira por tierra cualquier rubro de la conciencia para pasar a evidenciar que la miseria social no es una prioridad a solucionar en este país.
Si tuviéramos tres dedos de frente, “El Buen Fin” sería una cruzada nacional para ayudar a los pobres, que los sectores que cuentan con ingresos necesarios brindaran solidariamente donaciones a los que menos tienen en México.
Pero no, lo único que vemos es esta cadena de podredumbre de intenciones guiadas por el consumo superfluo, no por el necesario, por lo que los cuestionamientos a esta sociedad indolente y en muchas ocasiones pusilánime, quebrantan cualquier racionalización sobre las oportunidades de vida y dignidad humana.
Vivimos un momento brutal a nivel mundial, estamos frente a la muerte y la desolación y nuestra inteligencia no ha sido capaz de reaccionar para ayudar y asistir a los que menos tienen. El país se diluye ante las múltiples necesidades sociales, mientras el comercio organizado y esos mismos buitres que suelen evadir impuestos, hacen de la inconsciencia social la mejor de las carroñas para nutrirse de la estupidez social.
En un mundo de ciegos, sordos y mudos todo puede pasar, por ende, las carnicerías humanas que hoy vivimos en el planeta, guiadas por la estupidez y donde la solidaridad y respeto humano han quedado en el olvido, lo único que puede acontecer es la desolación y la opresión, creando desde la represión del Estado, la desesperanza y la muerte.
“El Buen Fin” no es otra cosa que la cara irreverente de la inconsciencia social; en él se encumbran los apetitos oscuros de una sociedad que ha hecho del consumo su bandera y de la humanidad, su mercancía.
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Por: Carlos Barra Moulain
Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.
