La muerte, en diferentes culturas y desde diferentes enfoques, no marca el fin de la existencia, aunque sí de la vida.
Empezamos a morir desde que nacemos y nuestro envejecimiento es prueba de ello; sin embargo, empezamos nuestro camino cósmico a la existencia infinita de nuestra energía, la cual no se crea ni se destruye.
En este trayecto, los seres humanos escogemos si tener un credo o no, pero algo está claro: marcamos siempre en nuestros caminos las huellas de nuestra trascendencia, tratando de construir una expresión que haga recordar en la memoria de los demás qué fuimos y qué somos, trazando con ello un camino espiritual, en la cultura, en el arte, en la palabra, en esa palabra que jamás muere.
Por ende, la muerte es la infinita respuesta a la restauración cósmica, es el paso a una dimensión y a múltiples dimensiones donde nuestra energía se expresará y jamás habrá de diluirse, porque la esencia de los seres vivos es seguir vivos; no podemos dejar de existir, sólo mutamos hacia nuevas e intrincadas formas en la fuente infinita del árbol cósmico.
Entonces, si miras a la tierra, al viento y a tus manos, de ellos emerge el torrente infinito de la existencia que va más allá de la vida, que va más allá de la carne o la materia, porque la materia y lo inmaterial están siempre presentes en nuestra vida y más allá de ella, lo mismo en nuestras ideas y pensamientos que en nuestros actos.
Trascendemos cada día y, si queremos, lo hacemos con la convicción del intelecto y el espíritu; si queremos, hacemos de nuestros pensamientos galaxias, océanos y risas en donde la vida y la existencia nos muestran que los caminos se abren a nuestro ser y por nuestro ser, allí donde la imaginación estará por siempre.
Disfrutar de la vida y la existencia es el gran acierto de la muerte en su restructuración cósmica, para crear y recrear nuestra realidad, para navegar por la tierra, emerger de una pablara, de un poema, de la prosa que es la prosa del otro, de las piedras, de la arena y de los árboles, que en el canto de los pájaros nos inundan con su alegría.
Hoy, camina y disfruta de tus pasos, observa la sonrisa de los niños y ama tu vida como tu existencia.
Consultoría política y lectura de Tarot: [email protected]
Por: Carlos Barra Moulain
Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.