Luego del escándalo provocado por las declaraciones racistas de su director, Michel Franco, tras su premio en Venecia, teníamos curiosidad de ver el filme Nuevo orden.
La cinta resulta, francamente, decepcionante, confirmando la visión racista y clasista de un director que se ha especializado en obtener premios en el extranjero, utilizando temas controversiales como el incesto, en Daniel y Ana, o el bullying, con Después de Lucía.
Nuevo orden, su sexto largometraje, se inicia con la suntuosa boda de Marian (Naian González Norvid) con el arquitecto Alan (Diego Yazbeck), que se ve interrumpida por la llegada de un grupo de manifestantes que roban, destrozan y asesinan a los asistentes. Marian termina secuestrada por un grupo de soldados corruptos que exigen un millonario rescate.
El argumento de Franco semeja una pesadilla pequeñoburguesa que tiene una visión maniquea. Los blancos son ricos y los hay tan egoístas como Daniel (Diego Boneta, quien anhela volver a convertirse en Luis Miguel) o de buen corazón como Marian. Entre los morenos hay sirvientes leales como María (la recién arielada Mónica del Carmen) y vengativos sirvientes como el chofer (Leonardo Alonso).
Las actuaciones resultan bastante chatas, cayendo en los estereotipos, mientras que la foto de Yves Cape trata infructuosamente de reproducir las atmósferas de Parásitos, y la música de Cormac Roth raya en la estridencia.
Más que oportuna, Nuevo Orden es oportunista, racista, clasista y maniquea, y de ninguna manera justifica arriesgarse a ir a verla al cine, pese a las disculpas de Franco y la exhaustiva publicidad de Videocine.
Por: Jorge Carrasco V.
Egresado de la Facultad de Ciencias Políticas de la UNAM. Periodista activo desde 1981 en diversos medios. Especialista en temas internacionales, deportes y espectáculos. Autor de biografías sobre Pedro Infante y Joaquín Pardavé de Editorial Tomo.
