La cloaca que ha destapado Emilio Lozoya ha salpicado mierda por doquier, al grado que el excandidato a la presidencia, Ricardo Anaya, ha puesto sus barbas a remojar. Sin embargo, esto no implica que las acusaciones terminarán con él, porque la cadena de corrupción del sexenio de Enrique Peña Nieto tiene más eslabones que grilletes la prisión.
Carlos Loret de Mola hoy se ha bajado los pantalones frente a Andrés Manuel López Obrador, a quien por cierto criticó a morir y satirizó con una mofa de odio que fue creando un distanciamiento entre ambos, pero mucho más importante: intentó impedir la llegada del tabasqueño a la Presidencia de México.
Lo contraproducente de las puntadas de Loret de Mola al estilo de sastre de pacotilla estriban en que su rabiosa y frenética persecución del ahora presidente servían para complacer al sexenio en turno y a la empresa Televisa,aunado al remojón que los empresarios y cámaras de industria y comercio intentaron darle a López Obrador, sin que ello ante la estela de corrupción e impunidad del sexenio de Peña Nieto, pudiera servir para paliar el crecimiento del capital político de AMLO y del movimiento Morena, que al final se convirtió en partido político.
En este desastre, Loret de Mola caería en desgracia en Televisa y su descrédito lo llevaría a intentonas individuales de pseudoperiodismo, cuestión que se agravó ante el arribo de López Obrador a Palacio Nacional y que también ha sucumbido ante la prensa crítica, no comprada, que ha destrozado al yucateco sin piedad y de la cual no se ha podido defender.
A ojos de propios y extraños en la crítica del gremio del periodismo, Loret de Mola es un apestado, un proscrito, lo cual no significa una cacería de brujas, pero tiene el peso del descrédito intelectual y la probidad de un gremio que tarde o temprano suele, con dureza, cobrar las facturas pendientes, condición que hoy está a la orden del día y no deja en paz al excomunicador de Televisa, quien construyó un imperio capaz de derribar a cualquiera sin censura, sin cortapisas y con el apego a dinero e intereses que protegió.
Bajo cero se encuentra la credibilidad de Loret de Mola y ahora es Andrés Manuel López Obrador el que lo redime reconociendo que “cualquiera se puede equivocar”, pero la mierda pública que cubre al comunicador no se la quitan ni las palabras del presidente.
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Por: Carlos Barra Moulain
Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.