Con el favor de Dios

Desde hace unas semanas, cosas extrañas han estado sucediendo en la ciudad. No sabemos si son los estragos del encierro que han comenzado a notarse ahora que ya podemos salir un poco más o es que el mundo ya estaba mal desde antes. 

Este domingo un grupo de aproximadamente cien personas pertenecientes a una asociación cristiana rezaron en plena Plaza Juárez para pedir que termine la pandemia de covid-19. Algo similar ocurrió hace un par de semanas en el mismo lugar, un domingo en el que un grupo de cristianos realizó una caravana para pedirle a Dios que esto termine ya.

Celebro que vivamos en un país en donde estas expresiones sean posibles, pero no celebro que en pleno 2020 la opción para eliminar una pandemia sea delegada a una deidad. Quisiera que estas apropiaciones del espacio público fueran una señal de participación ciudadana, un ejemplo para analizar a un grupo de individuos movilizados por un objetivo en común, pero me temo que con la religión, los criterios de la movilización se vuelven obsoletos.

La Plaza Juárez es uno de los espacios de poder más importantes en nuestra ciudad, ha sido escenario de las luchas de decenas de colectivos a lo largo de la historia moderna, ha representado el corazón de muchas batallas de la escasa lucha ciudadana que hay en el estado, y ahora también se ha convertido en un espacio ritualizado para pedir por cosas que siempre han estado en nuestras manos.


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