El que no cae, resbala

Después del peso lapidario de siglos de construir sociedades maniqueas, aquellas que se mueven en conductas sobre lo bueno y lo malo, hoy los cuestionamientos hacia cualquier acción que pueda incurrir en un acto de discriminación, exclusión o atropello social dentro del uso del lenguaje y más allá de éste, han creado un cisma social donde no hay fronteras claras y la tolerancia cero se ha vuelto intolerancia.

Esta realidad vuelve confuso el uso del lenguaje y la intención del mismo, no existen parámetros claros para enunciar cuando se ofende con intención, sin intención o por omisión, exclusión, discriminación o segregación; creando un vacío que se ha convertido en la guillotina de las personas, realidad que es tiempo de empezar a delimitar para no caer en cacerías de brujas o de chivos expiatorios, como sucede hoy en las redes sociales, donde cualquiera es juzgado y enviado al patíbulo sin juicio alguno.

El escándalo que se ha provocado frente a las declaraciones de la primera dama, Beatriz Gutiérrez Müller, evidencia que el uso del lenguaje se ha vuelto quisquilloso y también su interpretación, por lo que todo indica que hay que cuidar la lengua, lo que se dice y cómo se dice para no lastimar o caer en desencuentros.

Empero, los comentarios vertidos por la esposa del presidente pasaron de un comentario al escarnio social. Es cierto que su decir fue duro y quizá con poca sensibilidad, pero se ha hecho en las redes un uso brutal de lo sucedido y esto invita a repensar las formas del lenguaje en una sociedad donde parece que se ha llegado al clímax de la sensibilidad, la sociedad “jarrito de Tlaquepaque”.

Las disculpas expresadas por Gutiérrez Müller no han resultado satisfactorias para una sociedad que en apariencia habla de la tolerancia y el respeto, por lo que en lo que resta del sexenio lo dicho por la primera dama quedará indeleble en la memoria no sólo de las personas que se han sentido ofendidas, sino también de todos los detractores de ella y de su marido, y en extensión significada a lo que implica el proyecto de Morena en el poder, situación que se ha politizado y que no quedará sólo como un error de diálogo.

En este clima de sentimientos encontrados es tiempo de entender que las personas podemos cometer errores de apreciación para juzgar una realidad, acto o evento social, pero esto no es necesariamente la expresión de un sentir y proceder, por lo que debemos cuidar los ánimos con los que estamos tratando de transformar, porque de lo contrario crearemos un monstruo social que juzga y condena sin advertir que todos somos seres humanos y que el que no cae, resbala.

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Por: Carlos Barra Moulain

Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.


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CRONOS - Carlos Barra Moulain

Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.