Lo que les gritaron a las garzas cuando se fueron a registrar como candidatos a alcaldes, de que: «No tienen llenadera», encuentra su aplicación en el Congreso de Estado, puesto que estos personajes dejaron su responsabilidad como diputados por un hueso más jugoso: una alcaldía. Entre los que se fueron está Ricardo Baptista, de triste y nefasta memoria, porque hizo del abuso y el agandalle una práctica política, siempre al servicio del amo.
Baptista era el coordinador de los diputados de Morena, más que nada porque el número de garzas así se lo permitió. Pero el señor se fue y en la necesidad de nombrar a un nuevo coordinador, los diputados que no son afines al Grupo Universidad (y que para decidir nuevo coordinador sumaron hasta siete) eligieron a Lisset Marcelino Tovar en lugar del ausente y fiel servidor del Grupo Universidad.
Y aquí ardió Troya, porque lo que queda de las garzas montaron en cólera y desconocieron a la nueva coordinadora. Las dos inconformes más expresivos fueron CORINA MARTÍNEZ y ROXANA MONTEALEGRE, que desconocieron el nombramiento y en un pleito callejero exigieron que se decidiera con legitimidad un nuevo jefe de la bancada.
Quedó claro que estas dos ilustres diputadas quieren ser las jefas, y como al parecer de lo que se trata es de acabar con lo poco que queda del partido, deberían nombrar a Corina dado su gran papel en el Congreso, donde -la verdad- no ha hecho gran cosa.
Las garzas quieren todo y no van a querer perder el control de la bancada, porque el de la Cámara hace rato que lo perdieron al perder la Junta de Gobierno. Dependerá de los morenos de verdad que les sigan viendo la cara y que en una burla máxima les impongan a Corina o a Roxana como coordinadora.
Tienen la oportunidad de rescatar algo de dignidad frenando este nuevo abuso que les quieren cometer, porque este grupo no tiene llenadera y ya lo demostraron con las candidaturas para diputados locales, los abusos en el Congreso, sus pretensiones para candidaturas a alcaldes y ahora las aladas intenciones para coordinar la bancada. Pero no tendrán la culpa ellos, sino los morenos de verdad, por dejados.
