Los hechos violentos en Chile, causados por las erróneas medidas del presidente, Sebastián Piñera, por los que 11 personas han perdido la vida y cientos han sido detenidas por la policía, marca un escenario donde la violencia de Estados autoritarios y al servicio de las elites económicas evoca las espeluznantes estelas de las dictaduras militares como la de Pinochet, que escribió páginas de terror y muerte bajo un régimen fascista.
En estos lúgubres días en otra latitud,España, finalmente se ha dado el salto de ley para ponerle fin al sueño prepotente del dictador Francisco Franco, quien impulsó y supervisó durante casi dos décadas la construcción del Valle de los Caídos, el gran monumento de la dictadura que se erigiría como tumba suprema que legaría a la posteridad sus restos.
Para muchos españoles y no españoles, como los catalanes y vascos, el Valle de los Caídos es una afrenta al valor y dignidad humana, que fueron brutalmente aniquilados y reprimidos por Franco, amigo y admirador de Hitler y Mussolini, que permitió en la ciudad de Guernica el bombardeo de los aviones alemanes para reprimir a los republicanos, quienes pasarían a la muerte, a la cárcel o al exilio.
Hoy, la mesa está puesta para extraer los restos de Franco y mandarlos a la mierda y, me atrevo a decir, debería también demolerse este monumento a la muerte del Valle de los Caídos para dignificar a los españoles y no españoles que perecieron a causa de la dictadura de ese personaje.
La memoria de los pueblos suele ser laxa,por ello es necesario recordar lo sucedido en Chile, en España y en todas las latitudes donde las dictaduras han violado a la humanidad. No olvidar es necesario para no permitir que se repitan los genocidios; no olvidar es esencial para darle vida a los inocentes que han perecido por la infamia de los dictadores y sus perros rastreros, que aliados o no a los intereses de potencias y grupos de élite, han causado dolor y muerte.
Cegar una vida por la violencia inmunda de un dictador y el opresor no puede ser pasado por alto, más allá de la ideología y por encima de ella está la vida humana, eso no se debe olvidar.
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Por: Carlos Barra Moulain
Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.