El informe de López Obrador es uno de los primeros manifiestos políticos del México de la modernidad, donde por vez primera se ha hecho hincapié en el lastre de la política en su dimensión de corrupción e impunidad, del que la mierda nos llega al cuello y será difícil salir.
Una transformación a paso lento
Al señalar la derrota moral de los políticos de oposición, señala que la prostitución de la clase política ha sido tan significativa que hoy no les permite levantarse de la lona, pero no sólo eso, implica que AMLO vaticina que el camino de su proyecto político podría prolongarse más de tres sexenios, cuestión lapidaria para los derrotados y contundente para el capital político de su gestión.
AMLO: aceptación histórica
De acuerdo a los sondeos de las principales casa encuestadoras, 8 de cada 10 mexicanos votaría por refrendar el mandato de López Obrador, lo cual indica que, con números, sin números y a pesar de los números, el capital político del peje parece ser inusitadoen la historia de este país.
Derrota moral, ¿qué significa?
Pero, ¿cómo se traduce la derrota moral de la oposición? Desolación, rabia, abandono, defección, pesar, confusión, desesperanza, derrota, frustración, melancolía, fantasía y mito son los signos de la mezcla de sinsabores que experimenta la oposición política a AMLO, pero por sobre todas las cosas, desorganización, lo que impide a sus estructuras hacer frente al nuevo gobierno como contrapeso político.
Les entrego la receta del gurú para que me contraten como asesor: Gramsci -que era un genio del partido- se percató de que una organización con cognición constante genera fuerza política, todos preparados para la toma del poder hacen que la estructura del partido, de acuerdo a su ideología, genere estrategias de conservación, equilibrio y reacción política, condición que no presentan los partidos en México. No confundir la operación política con estrategia.
La base militante debe ser eso: una fuerza activa que ejecuta la tarea de difusión social y consolidación de la estrategia política; es disciplinada, obedece y si se logra su comunión monolítica y deliberación horizontal, se convierte en una fuerza dinámica, motriz y polifuncional.
Los cuadros dirigentes deben trazar el objetivo idóneo de la toma del poder, hacer del juego de intereses políticos un proyecto programático, nunca etapista, capaz de reconvertir el camino ante la correlación de fuerzas y generar certeza de mando y liderazgo,propiciando la imagen del partido como el único líder que encausa.
Estas tres condiciones son básicas para hacer del partido el rostro del ciudadano y el Estado.
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Por: Carlos Barra Moulain
Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.