En los años ochenta apareció el maldito virus conocido como SIDA, o VIH, tan mortífero como maligno, que mataba de manera atroz, con la fiereza de un enemigo letal; sin embargo, a este novedoso padecimiento, ampliamente desconocido entonces, se le llamó “la enfermedad rosa”, porque atacaba a los homosexuales y se pensaba que era un mal gay, un castigo divino por su perversión y depravación.
Pero la realidad era más cabrona de lo que pensaba el mundo católico, pues al poco tiempo la enfermedad se convertiría en una pandemia, creando una paranoia que duró más de dos décadas, y con justa razón, ya que la muerte asolaba a la especie y no existía cura o vacunas para contrarrestarla o controlarla, lo cual frustró a diversos gobiernos y animó a una homofobia sin precedentes en la historia de la humanidad.
Benditos condones
A la postre, el agua llegó a su nivel, los científicos detectaron el virus y las medidas apuntaron hacia la cultura, la educación y el uso de métodos anticonceptivos de barrera: el bendito y amistoso condón, amigo de chiquillos y chiquillas, el consentido de todos, y entonces hubo un descenso significativo en la tasa de contagio, al grado que, después de ser una de las enfermedades más nombradas, empezó a declinar.
El regreso del virus
Lamentablemente, en los últimos tres años en el mundo se han incrementado los casos de SIDA, concretamente en Latinoamérica y desde luego en México, lo que ha puesto nuevamente las alarmas en el orbe y han iniciado nuevas campañas para tratar de contener y volver al estimado control de la enfermedad, que por cierto, ya no mata fulminantemente porque los retrovirales y medicamentos actuales pueden prolongar por décadas la vida de quienes estén infectados, pero el pedo es el mismo: dinero.
Desabasto de medicamentos, el nuevo enemigo
El gobierno de AMLO se encuentra atrapado en el desabasto de medicamentos en el sector público de salud, y esto también lastima a los enfermos de SIDA, que están padeciendo de manera brutal. Recordemos que el costo de los medicamentos a nivel privado son prohibitivos para la población de bajos recursos, por lo que si no tienes dinero, literalmente te carga la chingada.
La crisis del desabasto de medicamentos ya se siente en el país, los enfermos de SIDA son un sector tan vulnerable como quienes tienen padecimientos cardiacos, de diabetes y de riñones. Deseamos que el gobierno no toque fondo, o vamos a empezar a enfermarnos y morir como consecuencia lógica del desabasto.
Baruj Hashem
Consultoría Política: [email protected]
Por: Carlos Barra Moulain
Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.