La guerra entre cúpulas por dirigir al PRI a nivel nacional continúa entre negociaciones e intereses, al tiempo que aumentan los rumores sobre la postura ideológica de Miguel Ángel Osorio Chong para mantener al partido como oposición firme y comprometida, lo cual es urgente y vital en una democracia.
El Revolucionario Institucional necesita un líder que haga sentir el orgullo de sus colores, el nombre que coree la militancia, el hombre que lleve el trabajo a cada sección y rincón del país, que dé la cara y cumpla su palabra, que no sea un oportunista cambiando de bandera; un hombre como el hidalguense al que todo político imita y sigue sus pasos.
Osorio Chong se convierte en el hombre fuerte del Revolucionario Institucional, representando al partido que ha recorrido el país conociendo la sed de justicia y las necesidades de los más vulnerables, forjado en el esfuerzo y no el privilegio; se erige como el estandarte del trabajo priista que gestiona, que atiende, que resuelve, el que puede rescatar al PRI de convertirse en un mero partido satélite.
Sobre MAOCH arrecian críticas y opiniones para diezmar su liderazgo, a falta de reacción en la militancia que reconoce y sabe la historia del priista que comenzó siendo delegado político, ascendiendo por su oficio y don de gente; a sus opositores no les queda más que lanzar descalificativos infructuosos.
El partido que se convirtió en invencible por su fortaleza puede ser dirigido por el hidalguense, que arrasa con su ejemplo y no con su palabra, que con prácticas genera confianza; poseedor de un espíritu invencible dispuesto a replantear al PRI. Tal vez el tricolor exige y Osorio responde.
