Uno de los estrenos más interesantes de la temporada es el capítulo final de la trilogía del controvertido indio norteamericano Night Shaymalan, que se inició en en lejano 2000, con El protegido y que siguió hace tres años con Fragmentado.
Como se recordará, en la primera cinta, David Dunn (Bruce Willis) es el único soibreviviente de un accidente provocado por el maquiavélico Elijah Price (Samuel L. Jackson), un hombre con una enfermedad que le provoca fracturas al menor contacto.
En la segunda, un asesino serial con múltiples personalidades (James MacAvoy), perdona a una de sus víctimas. La joven Casey Cooke (Anna Taylor Joy).
Para esta tercera parte, Duna se ha convertido en una especie de vigilante justiciero que está a punto de capturar al multihomicida, cuando ambos son detenidos por la policía, que los envía a una institución mental en la que la doctora Ellie Staple (Sarah Paulson) trata de demostrar que no son super héroes, sino que son simples humanos, algo que no comparte la mente maestra, que tiene otros planes.
Shaymalan ha tenido una carrera desigual con éxitos como El sexto sentido y fracasos como El último maestro del aire.
Aquí queda a medio camino, en una cinta que pretendía seguir los pasos de la Marvel o ya de perdis los de DC comics.
Glass puede ser vista por quienes haya visto las otras dos, aunque por lo pronto encabezó la taquilla norteamericana en su semana de estreno.
Por: Jorge Carrasco V.
Egresado de la Facultad de Ciencias Políticas de la UNAM. Periodista activo desde 1981 en diversos medios. Especialista en temas internacionales, deportes y espectáculos. Autor de biografías sobre Pedro Infante y Joaquín Pardavé de Editorial Tomo.
