(Extracto del documento Educación Superior, Diversidad Cultural e Interculturalidad, de la Conferencia Regional de Educación Superior de América Latina y El Caribe, 2018)
De acuerdo con los estudiosos y consultas con algunos actores relevantes, existen ciertos temas conflictivos que frecuentemente dificultan los avances en materia de diversidad cultural e interculturalidad, los cuales giran especialmente en torno a los cuatro ejes siguientes:
- i) Conflictos derivados de que los derechos consagrados en el mencionado Convenio 169 de la OIT y en las constituciones nacionales de varios de los países latinoamericanos muy rara vez son cabalmente respetados por los organismos estatales y agencias gubernamentales con competencia en la materia. Frecuentemente ocurre que sus funcionarios ni siquiera los conocen, y que cuando los conocen no se sienten compelidos a respetarlos, sino que algunos de ellos incluso se sienten con derecho a cuestionarlos. La escucha de presentaciones formales de algunos de esos funcionarios llevan a concluir que esa escasa disposición a honrar los derechos establecidos en las normas, así como su pretendido derecho a cuestionarlas, están asociados a sentimientos racistas solapados que ocasionalmente se exteriorizan en expresiones que denotan lo que podríamos llamar racismo epistemológico, es decir, desprecio por los conocimientos de pueblos indígenas y afrodescendientes, cuando no franca negación de su existencia.
- ii) Otro eje de conflictos, asociado al anterior, pero en cierto modo autónomo, por su carácter institucionalizado, está asociado a los mecanismos y criterios de evaluación y acreditación y/o reconocimiento de universidades y programas universitarios que las agencias gubernamentales encargadas de estos asuntos aplican tanto a universidades interculturales, como a universidades indígenas, así como a programas especiales de universidades «convencionales» dirigidos a y/o desarrollados en colaboración con estos pueblos y/o sus organizaciones. Los conflictos al respecto se suscitan porque dichos criterios y procedimientos no se ajustan a lo establecido en el Convenio 169 de la OIT, las constituciones nacionales y en algunos casos tampoco a leyes aplicables al desarrollo del tipo de experiencias que nos ocupa.
iii) Otro eje de conflictos se relaciona con las dificultades encontradas para avanzar en transformaciones de las universidades y otras Instituciones de Educación Superior (IES) convencionales hacia la incorporación de conocimientos, idiomas, docentes y estudiantes de los pueblos indígenas y afrolatinoamericanos. Llamativamente, valores tales como la libertad de cátedra y la autonomía universitaria, en ocasiones se interponen explícitamente como obstáculos para respetar los derechos establecidos en las normas antes mencionadas. En otros casos formas de racismo solapado acaban dificultando los avances en el campo de interés.
- iv) Otro eje de conflictos está asociado a los desacuerdos que se dan incluso dentro del campo de quienes reconocen los derechos de los pueblos indígenas y afrodescendientes en materia de Educación Superior, pero difieren respecto de sí para honrarlos, lo más conveniente es crear programas de «inclusión de individuos» (que otros suelen denominar «de acción afirmativa») en universidades u otras IES «convencionales», o interculturalizar toda la educación superior, o crear universidades y/u otras IES «propias», es decir, erigidas y gestionadas por organizaciones de pueblos indígenas o afrolatinoamericanos. Estos desacuerdos ocasionalmente impiden consensuar políticas y programas concretos y sumar esfuerzos para lograr la mejor realización de sus objetivos.
- Comentarios finales.
Lo expuesto nos lleva a destacar una vez más la importancia del ya mencionado acápite C3 de la Declaración Final de la Conferencia Regional de Educación Superior de América Latina y El Caribe CRES 2008, especialmente respecto de que el reto es transformar a las universidades y otras IES «para que sean más pertinentes con la diversidad cultural» y que «es necesario incorporar el diálogo de saberes y el reconocimiento de la diversidad de valores y modos de aprendizaje como elementos centrales de las políticas, planes y programas del sector».
No obstante, es necesario advertir que hay que tener especial cuidado respecto de las formas ingenuas en las que en ocasiones se interpreta la idea de «diálogo de saberes». «Los saberes» no dialogan. Quienes pueden conversar son las personas; por extensión: actores sociales concretos. Pero, además: no se trata simplemente de platicar, sino de «construir modalidades concretas, provechosas y duraderas de colaboración intercultural». Para lograr esto es necesario comenzar por superar todas las formas de racismo, las abiertas y las solapadas.
Para ello es imperioso que las universidades y otras IES entre sus misiones prioritarias adopten la de educar contra todas las formas de racismo, la discriminación étnica/racial y formas conexas de intolerancia, sean visibles o solapadas (biológica, cultural, lingüística, religiosa); esto tanto hacia su interior, como hacia el resto de la sociedad. Es necesario incorporar los conocimientos, saberes tradicionales, valores, sistemas lingüísticos, cosmovisiones, formas de aprendizaje, y modos de producción de conocimientos de los pueblos Indígenas y afrodescendientes en todas universidades y otros tipos de IES de la región, y que esto se realice en colaboración con dichos pueblos.
Es necesario garantizar el acceso, permanencia y graduación de estudiantes indígenas y afrodescendientes. Pero no alcanza con esto, también es menester asegurar la diversidad de la planta académica y administrativa, así como la de las instancias de gobierno en todas universidades y otros tipos de IES de la región.
En pocas palabras, es hora de que las universidades y otras IES latinoamericanas dejen atrás los antiguos modelos monoculturales y se «interculturalicen», en correspondencia con la diversidad cultural propia de las sociedades de las que forman parte y de los marcos constitucionales e instrumentos jurídicos internacionales vigentes. Esto redundará en su propio beneficio, contribuirá a mejorar la calidad académica, pertinencia y relevancia de su labor. Es de esperar que la 3ra. Conferencia Regional de Educación Superior (CRES 2018) sirva para abrir estos caminos.
Por: Roberto Diez Gutiérrez
Licenciado en Ciencias de la Comunicación. Maestro en Educación con especialidad en Comunicación. Maestro Humanidades con especialidad en Educación. Doctor en Humanidades con opción en Educación. Beca al Mérito Académico de la Secretaría de Educación Pública Federal. Fui corresponsal en el Estado de Hidalgo para Organización Radio Centro, Organización Impulsora de Radio y Cadena Radio Centro. Profesor en el Tecnológico de Monterrey (Querétaro e Hidalgo); en la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo, Universidad INECUH de Tizayuca, Universidad Interamericana para el Desarrollo (UNID-Tula) y Universidad La Salle Pachuca. Rector de la Universidad Científica Latinoamericana de Hidalgo (UCLAH); Director General del Colegio de Estudios Científicos y Tecnológicos del Estado de Hidalgo (CECyTEH); Director General de Educación Media Superior del Instituto Hidalguense de Educación Media Superior y Superior (IHEMSyS) y Director Técnico del Instituto de Crédito Educativo del Estado de Hidalgo y Secretario Técnico del Consejo Estatal de Población en Hidalgo. Director General de Proyectos y Programas de Apoyo a la Educación de la Secretaría de Educación Pública de Hidalgo. Presidente de la Comisión de Educación y Cultura del Consejo Consultivo Ciudadano del Estado de Hidalgo. Colaborador en diversos medios impresos y electrónicos del Estado. Rector de la Universidad Tecnológica Minera de Zimapán (UTMZ). Ex Rector de las Universidades Tecnológicas Minera de Zimapán y Bilingüe de Mineral de la Reforma.