Pascual Chárrez Pedraza, presidente municipal de Ixmiquilpan, reconoció que desde hace un año operan ciudadanos vigilantes que están equipados con un garrote, radio y en algunos casos con patrullas y uniformes. Se trata de las guardias comunitarias que vigilan la seguridad de las más de 150 comunidades del municipio.
En entrevista, el alcalde reconoció que no hay fundamento legal para la operación de las guardias comunitarias, no obstante, ése es el motivo por el cual no andan armados; “su única arma es un radio y si acaso un garrote”, expresó.
Aseguró que son cerca de 5 mil guardias que operan en todo el municipio, principalmente en la noche, que es cuando se cometen actos delictivos.
Puntualizó que el ayuntamiento cuenta con 158 comunidades y apenas tiene 72 policías, los cuales son insuficientes para vigilar la seguridad de la ciudadanía, de ahí que se organizaron para que Ixmiquilpan no se convirtiera en un municipio inseguro.
Chárrez recordó que después de las manifestaciones por el “gasolinazo”, detectaron que comenzaban a formarse grupos delincuenciales al interior del movimiento, por lo que se procedió a desactivarlos.
“En un mes se desactivó, la gente se replegó, pero los grupos que aprendieron a vivir de la delincuencia siguieron apretando contra la sociedad”, dijo, y de ahí que viene la conformación de los ciudadanos vigilantes, mismos que son coordinados por el secretario de Seguridad Pública Municipal, quien funge como comandante supremo.
El alcalde aseguró que sí han servido al ayuntamiento para “disuadir, distensar o matar la intención del delincuente”.