Helsinki y la cumbre que enfrenta a Putin y Trump es un juego de poderes donde a punta de putazos el gringo ha impuesto una lógica de terror sobre el uso del poder del Estado, mientras Putin es un líder temible que intenta poner en la cima del mundo a Rusia.
Helsinki no es una cumbre más entre estados y relaciones geopolíticas, es el nuevo traje de las mayores fuerzas políticas que han dejado de lado el poder de China, que en la actualidad está focalizando su poder hacia la producción, mientras que Estados Unidos y Rusia entienden que nada es posible sin el poder político que, acompañado de la fuerza militar, hace del mercado el botín deseado.
Tracemos un pensamiento de fuerza lógica: Estados Unidos es una máquina de hacer billetes y esto es literal: los dólares inundan el mundo, pero su valor es prácticamente una ilusión, porque el soporte PIB de EU es insuficiente para explicar el valor-dólar, pero su peso político lo encumbra, haciéndolo casi irresistible en el mundo, inclusive por encima de intentos monetarios como el Euro.
Rusia es imperio vetusto, fuerza bélica de hielo, donde cualquier cosa es posible, intrincada y con relaciones poderosas, cuestión que se refrenda en un liderazgo de un hombre de hielo como Putin, que en sus ojos deja ver la inmensidad del poder y que ahora trata de decir: “No se equivoquen, Rusia es el número uno”.
Se acabó la era del comunismo. El capitalismo es la vena putrefacta que lo enreda y ensucia todo, el botín per se; es la única vía que el poder de las armas ha dejado para que los hombres construyamos el porvenir; está centrado en el egoísmo y en el rencor social; no edifica armonía, sólo desencuentro, donde la mirada se extravía y nuestras conductas presagian competencia insana, no cooperación solidaria y mucho menos paz.
Trump y Putin, Putin y Trump, son los rostros de los apetititos que se juegan al mundo en la lógica del golpeo permanente, el mazazo más contundente es el que se impone, mientras millones mueren de hambre y desolación.
Por: Carlos Barra Moulain
Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.
