México hace historia y muestra que la historia no está escrita. La selección mexicana de futbol se impuso 1-0 a su similar de Alemania, que es la actual campeona del mundo, y hay cosas que deben ser ponderadas de este triunfo que nos permitió festejar el día del padre a todo pulmón.
En primer término se deben destacar los méritos del equipo mexicano y no lo que hizo o no Alemania. México jugó sin complejos ni temores, se adueñó de la ofensiva del partido por lo menos los 35 primeros minutos, pese a no tener la mayor posesión de balón, pero generó peligro y al pase de Chicharito Hernández a Chucky Lozano, éste terminó convirtiendo en el marco alemán.
Se debe poner en su lugar a los villamelones comentaristas y aficionados que ayer señalaban que habían apoyado el sistema de juego del entrenador colombiano Juan Carlos Osorio, inclusive Christian Martinoli gritaba que “Osorio debería ser entrenador vitalicio”, siendo que él mismo había sugerido que a Osorio deberían cortarle la cabeza, al igual que infinidad de medios y aficionados, pero, pero, pero ayer Osorio era el “bueno”: el tiempo le había dado la razón.
Es cierto que el triunfo de México sobre Alemania es histórico y significativo porque se le ganó a un grande del futbol y sólo así se hace historia, pero todavía no se ha ganado nada en la Copa del Mundo, falta camino y se recomienda mesura.
Habremos de percibir si finalmente el sistema de las rotaciones de Osorio ha sido asimilado, de ser cierto se pude perder o ganar contra cualquier equipo, pero el estilo encomiable mostrado por el seleccionado mexicano dejaría conforme a más pintado, pero si sólo fue una golondrina que no hace primavera, la vuelta a la realidad será dolorosa.
Por lo pronto, a disfrutar y recrear este momento que ha causado alegría a un pueblo que vive un déficit de ella, mientras también el proceso electoral pasa a segundo término y pocos se acuerdan de él.
Por: Carlos Barra Moulain
Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.
