Para ser un espíritu grande hay que realizar actos grandes.
El lobo gris escarbó la nieve bajo la tormenta, removiendo con sus garras hasta llegar a la tierra y siguió rascando hasta formar un refugio cóncavo. Me empujó con sus patas, caí dentro del irregular espacio en posición fetal y se echó sobre mí protegiéndome de la nevada. Sin embargo, aunque mi cerebro seguía congelado éste se negaba a quedar inconsciente y, mucho menos, a morir.
Tengo que sobrevivir.
El superhombre, su motivación y sentido. Hacer algo más, algo más allá y volar más allá de lo posible; el salto cualitativo, inspirador y la revolución como superación de sí mismo. Por ejemplo, Jesús y la inversión de los valores morales de occidente. Napoleón y la conquista de Europa. Mozart y la conquista del cielo. Serner y la gloria filosófica. ¿La gloria? La comprensión ontológica. Sócrates y la dialéctica como recurso lingüístico universal. Platón y su teoría de las Ideas. Aristóteles y sus Formas. Luego los filósofos medievales pendejos. Los modernos y posmodernos, ambos ingenuos. Y también los… Pero ya me salí del tema. ¿En qué me quedé? ¡La gloria filosófica! Si los grandes espíritus hubiesen sido kantianos no habrían hecho nada. ¡Nada! Nada importante. De hecho, el rebaño desconoce directamente el concepto de trascendental.
Sólo el superhombre es un hecho trascendental.
La tormenta continuaba con más fuerza, pero yo me sentía cómodo, sereno y literalmente sin frío. El cuerpo, piel y calor del lobo me protegía del gélido viento mientras él soportaba todo el frío. Su respiración tranquilizó mi ritmo cardiaco calmando mi desesperación. No había ansiedad. Todo era plácido. Me sentía bien. Sonreí levemente y, como si el lobo leyera mi mente, lamió mi mano. Reí levemente y él chilló un poco, se lamió el muñón de su pata cercenada y volvió a acomodar su cabeza al ras de la nieve.
¿Justificamos nuestra existencia a través de una justificación interna, e.g., porque Dios me dio la vida o a través de nuestro cuerpo, i.e., sensaciones, sensibilidades y emociones? ¿El sentido de nuestra existencia es racional o emocional? ¿Y hay una “verdad” al respecto? El hombre no es libre si recurre a la metafísica. Piensa en ti, pero asume las consecuencias. ¿Pensar en mí? En lo que sientes. Pensar el sentir. Y sentir el pensar. Dialécticamente. La mayéutica como un ejemplo de autoconciencia filosófica.
Y la tormenta arreciaba.
A veces queremos estar solos y, egocéntricamente, vemos a los demás como el infierno. Pinche Sartre era un mamón. Puras mamadas lo de El ser y la nada. Puro rollo academicista. Libertad teórica, libertad burguesa, libertad a medias. Empero, “el infierno son los otros” evoca sus propios límites, es decir, la libertad como conciencia de la libertad del otro y, por consiguiente, la conciencia de mis límites. La expresión también evoca la eterna relación y paradoja entre el individuo y la colectividad, aunque vista de forma muy torcida y resuelta de manera muy pendeja. Si el infierno son los otros, ¿por qué no estás solo? Podrías estar solo. Porque los necesito. No es cierto. No sé hacer muchas cosas. Claro que sí. Soy un inútil. Tienes razón. Y no puedo quedarme completamente solo. Dije ‘solo’ no ‘aislado’. La soledad no significa estar aislado sino ser tú mismo siempre aun cuando la colectividad te presione con todas sus fuerzas para que seas diferente, para que obedezcas y, por tanto, para que seas como ellos.
Para el superhombre los otros no son infierno, ni cielo, ni nada. Son irrelevantes.
La tormenta descendió gradualmente, lenta y pausadamente. La fuerza del temporal se fue diluyendo escalonadamente y los copos comenzaron a descender con extrema suavidad. El viento arreciaba y desaparecía en largos intervalos.
El superhombre significa ser tú mismo, lo que sientes y hacer lo que auténticamente te sale del vientre. Vivir la vida tal cual eres. El criterio filosófico es nuestro propio cuerpo, lo que sentimos y no meramente lo que pensamos como, ingenuamente, creía el profesor Kant. Lo que sientes es real, mientras que lo que piensas es apenas una interpretación de dicha sensación y, como toda interpretación lingüística, susceptible de ser un engaño. Los sentidos aisladamente podrán ser engañados mediante trucos que inicialmente tienen esa finalidad, como los ejemplos de Descartes, pero considerándolos operando para un mismo objetivo, supongamos sobrevivir a una tormenta de nieve, la supuesta posibilidad engaño se convierte más bien en un conjunto de defensas y métodos (no formalizables en el lenguaje) para poder sobrevivir. Nuestros sentidos, en otras condiciones y con otros fines, se configurarían de manera diferente.
La tormenta concluyó por completo su aplastamiento de todo a su paso en la quebrada entre las dos montañas, el sol salió brillando majestuosamente y el amanecer terminó por iluminar un cielo complemente azul claro y sin ningún tipo de nube a nuestro alrededor. No obstante, esto lo supe después. Yo me encontraba aún bajo la nieve temblando de frío, entumido y con fiebre. Moví un poco el brazo y sentí el cuerpo del lobo a mi lado. Quise decir algo pero tenía los labios pegados y emití un leve gemido. El lobo comenzó a lamer mi frente.
Sobreviví.
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Por: Serner Mexica
Filósofo por la UAM, estudió la Maestría en la UNAM y el Doctorado en la Universidad de La Habana. Fue Becario de Investigación en El Colegio de México y de Guionismo en IMCINE. En 2007 obtuvo el Premio Nacional de Dramaturgia EMILIO CARBALLIDO por su obra "Apóstol de la democracia" y en el 2011 el Premio Internacional LATIN HERITAGE FOUNDATION por su tesis doctoral "Terapia wittgensteiniana".