Hidalgo: ¿inseguridad al alza, o censura a la baja?

Las recientes comparecencias de los secretarios y secretarias del Gobierno de Hidalgo han despertado curiosidad y diversas perspectivas en medios de comunicación, pues como es natural, cada espectador pone énfasis en lo que llama su atención.

Sin embargo, uno de los temas que mayor controversia causa es la seguridad, debido a que los ciudadanos son los más afectados por el creciente repunte de la delincuencia. La pregunta es si realmente existe un devastador escenario de inseguridad o simplemente los medios de comunicación tienen más libertad para divulgar los incidentes.

Debemos recordar que Hidalgo se ha caracterizado por ser una entidad tranquila, en la que libremente se puede caminar pasadas las horas de la noche y, por ejemplo, es en la ciudad capital donde se puede ver centenares de grupos jóvenes divirtiéndose de madrugada sin mayor preocupación que localizar los puntos donde se ubica el alcoholímetro, porque de antemano saben que no existe un ambiente hostil o que lleve a tomar mayores medidas de prevención que las usuales por delitos menores.

A esto debe añadirse que el control de seguridad durante la administración de Omar Fayad Meneses ha sido riguroso: durante el transcurso del primer año de gobierno se acentuaron los problemas delictivos e inmediatamente se dio paso al FORTASEG, con el apoyo del secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong.

Es cierto que durante recientes meses hemos tenido mayor número de novedades en la nota roja, pero también lo es que durante el sexenio anterior muchos incidentes no salieron a la luz pública porque los encargados de la seguridad se daban a la tarea de flanquear a los medios de comunicación locales, sin que pudieran trabajar de lleno en el tema.

Esta anotación es necesaria al analizar que los incidentes delictivos que hoy causan alarma general no son nuevos en la entidad y son de la misma clase que los suscitados en la administración olverista. Basta recordar que en los balnearios de Amajac se encontró el cadáver de una mujer, y en los alrededores dos cadáveres más del sexo femenino que, se dijo, habían sido “tirados”.

Recordemos también las balaceras constantes en el municipio de Huejutla, que se lograron contener hasta el cambio de estafeta al PES; la zona roja que presentaba riesgos innecesarios en Mineral de la Reforma; el alza de narcomenudeo en las zonas urbanas; el hallazgo de cadáveres en los tiros de mina; el alza en el robo de casas-habitación y automóviles, además de las tropelías en que se veían envueltos elementos del Poder Judicial.

Es decir, se han cometido delitos infames como el multihomicidio en Tizayuca, pero la verdadera novedad es que Mauricio Delmar Saavedra no maquilla cifras ni cierra las puertas a la prensa, al contrario: su ejercicio en materia de seguridad se ha caracterizado por ser totalmente franco con la ciudadanía, al grado de brindar la información a tiempo y detalladamente.

La apertura que hoy en día existe con la prensa para tratar de manera transparente la nota roja refleja un trabajo que atiende las necesidades ciudadanas y no el llenado de números para lograr posiciones en rankings nacionales.

Hidalgo es un estado tan seguro y tranquilo que alberga a centenares de oriundos del interior de la República Mexicana, que deciden migrar para mejorar su calidad de vida porque encuentran facilidades en empleos pero también para montar miniempresas de forma segura.

Sin embargo, existe la contraparte de la migración: individuos dedicados a diversas formas de delincuencia que buscan resguardarse en la periferia con el Estado y la Ciudad de México; es este grupo social el que ha ocasionado una escalada en los índices delictivos, pero debemos señalar que se trata de situaciones que no forman parte de la vida cotidiana de nuestra entidad.

Después de la comparecencia de Delmar Saavedra, es necesario resaltar los eficaces resultados en la materia, pese a las intensas grillas que intentan disminuir las buenas noticias para Hidalgo.