Después de que el CONEVAL entregara las cifras de la pobreza en México, la cual llega a 53 millones de personas, el ambiente se enrarece en un país que clama por justicia social, cuestión que no llega a oídos de la clase política.
Hasta ahora la pobreza sólo es material (siempre lo ha sido), es decir, que puedes consumir y acumular en términos económicos, condición que escapa a los planes de desarrollo del Estado, que intentan disfrazar y maquillar las cifras para crear un clima de conformidad social.
Lo paradójico estriba en que 53 millones de habitantes que viven en la pobreza más inaudita en el país no son capaces de unirse para cambiar las cosas, porque una fuerza social de esta magnitud no podría ser detenida de llegarse a conjuntar.
Si entendemos que la pobreza es material, ¿por qué los discursos de la clase política la han vuelto una imagen cuasi-espiritual?
La verdad es que, si la pobreza es sólo un indicador de desarrollo de un país, no refleja ni los rostros ni el quebranto de un tejido social que en los hechos no existe para el Estado, porque su realidad es ajena y se encuentra escondida; quizás es mejor que esté escondida, así no se nota y sólo pasa a ser una estadística fallida, como tantas otras a las que nos tienen acostumbrados los discursos de la politiquería.
Los pobres son en realidad extranjeros en su propia tierra, han dejado de ser un problema para el Estado porque éste no los contempla más que en discursos, por lo que en el papel la realidad se diluye y termina por no existir.
Lo obvio de esto radica en que la pobreza es también, desde el discurso, el motivo de justificación del Estado, porque si todos tuviéramos y no existieran necesidades sociales, ¿para qué servirían el Estado y su clase política?, pos’ para ni madres.
Seguiremos en las cifras mientras las personas que viven en la pobreza seguirán en el imaginario del discurso político, sin nombre y sin rostros, para que el CONEVAL, el INEGI o cualquier otro organismo nos recuerde que la pobreza ha “disminuido”.
Por: Carlos Barra Moulain
Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.
