La preferencia sexual es uno de los temas de dignidad humana que en nuestros días está dando una batalla inusitada; uno que encuentra reticencias ideológicas, religiosas, culturales y sociológicas, al cual no podemos rehuir y que a la postre se habrá de sumar a nivel internacional, al menos en occidente, a la serie de derechos humanos que se encuentran en ascenso como arquetipo de una nueva generación.
El anuncio que ha hecho Donald Trump sobre su rechazo a que militares sean transexuales y evidentemente, homosexuales, ha causado conmoción en el ejército norteamericano, donde históricamente este tipo de preferencias y conductas sexuales no han sido ajenas históricamente, pero debido a que el estereotipo del soldado o militar es ser fuente de virilidad, incide en crear falsas imágenes sobre las características que debe tener una fuerza castrense.
En nuestros días el ejército de Israel, por citar un caso, tiene soldados mujeres que han llegado a combatir y combaten en diferentes acciones, cuestión que tampoco es ajena en otros ejércitos de diferentes países. Tampoco es ajeno que existen soldados homosexuales, y eso no les ha impedido servir a su país.
Es lógico que Trump ahora se pronunciara por tratar de impedir y desterrar tanto la homosexualidad como la conducta transexual del ejército norteamericano, porque su conservadurismo tiene este tipo de manifestaciones y no habrá de parar con este ejemplo.
Trump me recuerda a la época del McCarthy y de John Edgar Hoover, director del FBI, quien hizo una verdadera cacería de brujas de supuestos comunistas, anarquistas, socialistas y homosexuales para expulsarlos de Estados Unidos, o bien, recluirlos en la cárcel. El célebre y querido Charles Chaplin fue uno de ellos hasta que lo echó de Estados Unidos.
Trump es la cara conservadora de la ultraderecha norteamericana, con todas sus anomias, sus dudas y con lo contundente del carnicero, aquel que en nombre de la patria castiga toda conducta, actitud y origen racial para generar un Estado Camisa de Fuerza, donde las libertades sólo son para los que manejan al Estado y cubren el estereotipo de lo que para ellos debe ser la Nación.
Sin duda, Trump es un verdadero carnicero nacionalista con licencia para exterminar.
Por: Carlos Barra Moulain
Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.