Mientras Europa sugiere los tiempos del conservadurismo, América Latina apuesta a lo heterogéneo, es decir, de diferentes géneros en la política a la conformación de los nuevos Frankenstein.
La clave del éxito del derechismo estriba en advertir que el “populismo” es el demonio que deambula en contra de la sociedad; se trata, en definitiva, del chupacabras.
Empero, ¿qué le han dado los gobiernos de derecha en América Latina a los que menos tienen?: hambre, represión, marginación, desigualdad, olvido.
¿No es acaso aplastante que Latinoamérica constituya la realidad más desigual del planeta, donde lo único igual es la desigualdad, y donde las élites del poder se cagan en sus pueblos?
Si usted que camina y sale a la calle en su ciudad es capaz de apreciar la puta pobreza imperante, no creerá en aquello de que el mal de los males es el espectro o fantasma del populismo, teorema político que es menos que un pedo en un huracán en nuestros días, pero que se erige como monstruo social para tratar de asustar a cualquiera.
La métrica o sumatoria es clara: mientras ha gobernado la derecha en Latinoamérica, los pobres se chan cagado y se seguirán cagando de hambre, sin ninguna aspiración de vida, sin esperanza de que exista desde el gobierno algún cambio sustantivo que los haga ver como seres humanos y no como del inframundo.
¿Se ha dado cuenta que en la mayor parte de los casos donde existe agua entubada entre las familias en México, no hay agua potable? No confundamos el agua de la tubería con agua potable, esa es la que se compra en “garrafón”; bueno, pues la mayor parte de los mexicanos no tiene agua potable y la mayoría no tiene agua.
La pobreza en México y en América Latina es inenarrable, no deja de sorprender, es una mierda prohijada por las estelas del gobierno, que sólo aparece en los discursos, realidad que da asco.
Entonces, ¿por qué el gobierno y diversos sectores derechistas en Latinoamérica advierten que el verdadero peligro es el populismo?, ¿no será que el verdadero peligro es la propia derecha que se disfraza de Santa Claus?
No nos engañemos ni dejemos que nos engañen, pregúntese si con los gobiernos de la derecha el pueblo, los de a pie, los que no tienen nada y viven en el barro, tienen esperanza de que se les dignifique.
Como dice don Chuchito, mi tendero, cuando le pido fiado: ¡huevos!
Por: Carlos Barra Moulain
Carlos Barra Moulain es Dr. en Filosofía Política, su ciudad natal es Santiago de Chile, encuentra en el horizonte social su mejor encuentro con la historia y hace de las calles el espacio de interacción humana que le permite elevar su conciencia pensando que la conciencia nos ha sido legada por los otros.