Ser y Devenir 32

El secuestro de mi hermano abrió la caja de Pandora. No al principio, lamentablemente, sino hasta el trágico desenlace. La codicia era la motivación, la traición su complicidad y la alevosía su único error. Al creer que era yo a quien tenían, hundieron las naves y mostraron en público más de lo que debían. Al percatarse de su error, lo mataron.

—¿Adónde vas? —pregunta la doctora cuando me levanto del diván.

—Estoy muy cansado.

—¿Y la balacera del reformatorio?

—Después.

—Pero…

—No traigo dinero, ¿puedo pagarle la próxima sesión?

—Sí, sí, claro.

—Gracias. Nos vemos la próxima semana.

—Nos vemos.

Camino cabizbajo y la tierra y sus pequeñas piedras pasan apresuradamente, levanto la mirada y solamente hay gris a la distancia. Soledad, completa soledad, el infierno del autoconocimiento. Aspiro el aire y es pesado, sólo escucho estruendos y el olor es vacío. Vacíos los colores, vacíos los rostros y vacíos los signos. Lo que antes tenía sentido ahora es absurdo, lo que antes era amado ahora es olvidado, lo que antes vivía ahora ha muerto en este nuevo ciclo. Algo es cierto, sigo siendo el mismo niño. El mismo cuando llegué a la granja de recuperación mental, el mismo del reformatorio y el mismo que se escondió en la clandestinidad callejera. Sigo siendo el mismo niño perdido.

Tengo un recuerdo muy fresco. Íbamos en preescolar y castigaron a mi hermano, no recuerdo por qué, pero tenía que esperarlo. En el patio había una pequeña fuente con un hipocampo echando agua por su boca, ahí me puse a jugar durante un rato cuando llegó una niña. Era chiquita, tenía el cabello claro y rizado, una gran sonrisa y los ojos levemente rasgados.

—¿Qué haces? —me preguntó.

—Nada —mentí, en realidad estaba jugando a los piratas.

—Mira —dijo mostrándome algo que guardaba en sus manos. Era una pequeña lagartija, la cual había dormido con tan sólo acariciarla. La miré sorprendido, ella me mordió el hombro y se fue corriendo.

¿No volviste a verla? Jamás. ¿Por qué? No lo sé. Igual que Mina. No, igual no. Mina es de verdad. La niña de la lagartija sólo fue un sueño.

 

Continúa 33

Por: Serner Mexica

Filósofo por la UAM, estudió la Maestría en la UNAM y el Doctorado en la Universidad de La Habana. Fue Becario de Investigación en El Colegio de México y de Guionismo en IMCINE. En 2007 obtuvo el Premio Nacional de Dramaturgia EMILIO CARBALLIDO por su obra "Apóstol de la democracia" y en el 2011 el Premio Internacional LATIN HERITAGE FOUNDATION por su tesis doctoral "Terapia wittgensteiniana".






EL INDIO FILÓSOFO - Serner Mexica

Filósofo por la UAM, estudió la Maestría en la UNAM y el Doctorado en la Universidad de La Habana. Fue Becario de Investigación en El Colegio de México y de Guionismo en IMCINE. En 2007 obtuvo el Premio Nacional de Dramaturgia EMILIO CARBALLIDO por su obra "Apóstol de la democracia" y en el 2011 el Premio Internacional LATIN HERITAGE FOUNDATION por su tesis doctoral "Terapia wittgensteiniana".