Corea del Norte ha sido el primero en celebrar los 100 días del gobierno del presidente Donald Trump. El sábado, el mandatario? norcoreano Kim Jong-un realizó un nuevo ensayo con un misil balístico que explotó minutos después en el cielo, en otra provocación más al inquilino de la Casa Blanca.
Trump, con un gabinete formado por 20 hombres y 3 mujeres (una de origen hindú y dos asiático, uno negro y un hispano), ha festejado sus primeros 100 días al mando y comprobado que no es fácil concretar sus promesas de campaña ni ejercer el gobierno, a pesar de contar una constelación de funcionarios integrada por tres multimillonarios, cuatro generales, gerentes de grandes grupos empresariales, ex gobernadores de los Estados, ex miembros del Congreso y ex fiscales, todos conservadores y dispuestos a ayudar al presidente a materializar sus promesas.
A pesar de que hasta ahora el magnate ha sido capaz de impulsar las diez leyes que había prometido, los resultados parecen no favorecerle y menos satisfacerle, por lo cual ha calificado de ridículo, artificial e insignificante el balance de sus primeros 100 días de gobierno. Y los fuegos “artificiales” a cuenta de Pyongyang son como si quisiera recordarle que hoy nadie respeta a Estados Unidos y mucho menos ellos, bajo el protectorado de China.
Estos 100 días han ido desde los contratiempos en el Congreso hasta los impresionantes “golpes de timón” de Trump, mostrando una enorme capacidad para cambiar tanto su tono como sus posiciones. El presidente ha enfrentado una curva de aprendizaje abrupta en sus primeros meses en la Casa Blanca, entendiendo y aceptando que no es fácil gobernar; ha luchado para transmitir una visión de mundo claramente articulada, enfrentando a sus detractores que cuestionaban su capacidad para gobernar.
Los 100 días en el poder han enfrentado a Trump a una realidad fría y dura, pues no ha podido concretar lo que prometió a sus simpatizantes.
Si bien el presidente Donald Trump es hoy el líder menos popular en la historia moderna de Estados Unidos -incluso entre los legisladores de su partido que no terminan por darle su apoyo incondicionalmente-, él no ha abandonado sus promesas y las sigue defendiendo; se aferra a su estilo impulsivo, impredecible, que lo convirtió en millonario; estrella de la televisión y presidente, pero ha reconocido que tiene uno de los trabajos más difíciles del mundo.
Por: José Luis Ortiz Santillán
Economista, amante de la música, la poesía y los animales. Realizó estudios de economía en la Universidad Católica de Lovaina, la Universidad Libre de Bruselas y la Universidad de Oriente de Santiago de Cuba. Se ha especializado en temas de planificación, economía internacional e integración. Desde sus estudios de licenciatura ha estado ligado a la docencia como alumno ayudante, catedrático e investigador. Participó en la revolución popular sandinista en Nicaragua, donde trabajó en el ministerio de comunicaciones y de planificación. A su regreso a México en 1995, fue asesor del Secretario de Finanzas del gobernador de Hidalgo, Jesús Murillo Karam, y en 1998, fundador del Centro de Estudios de las Finanzas Públicas de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión.