Esta semana iniciaron las negociaciones del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN). Aunque dentro del equipo del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, se ha dicho que sólo quieren hacerle algunas actualizaciones, lo cierto es que México y los mexicanos no son bien vistos dentro de las profundidades del mundo anglosajón, por lo que sería mejor que nuestro país vuelva a sus orígenes latinoamericanos y entienda de una vez que “nuestro norte es el sur”.
Sin lugar a duda, no es nada fácil para los empresarios y para el gobierno de México renunciar al destino del 82%, en promedio, del total de las exportaciones nacionales, es decir, a la zona de libre comercio creada con la entrada en vigor del TLCAN en 1994. Anualmente México envía el 80%, en promedio, del total de sus exportaciones a Estados Unidos, gracias a la eliminación de barreras arancelarias entre ambos países y el 2%, en promedio, a Canadá; sin embargo, el destino de las exportaciones mexicanas podría cambiar si Trump endurece su política comercial y decide poner aranceles a la entrada a los productos importados desde México.
Lo mejor que podría hacer México es, paralelamente a la renegociación del TLCAN, fortalecer sus relaciones comerciales con los países de Centro y Sur de América; poner fin a las rivalidades y entender que si los países latinoamericanos y caribeños logran unirse podrían crear un enorme mercado, con el cual sería más fácil negociar con Estados Unidos.
Uno de los problemas de América Latina había sido la inestabilidad de sus gobiernos y economías. Sin embargo, a pesar de la incertidumbre que sigue reinando en algunos países, el Banco Interamericanos de Desarrollo (BID) ve con optimismo el futuro de la región; supone que después de dos años de lento crecimiento el retorno a la prosperidad está a la vuelta de la esquina.
El fin de semana pasado el BID se reunió en Paraguay y cree que los países del sur de América podrían crecer entre el 1.5% y el 2%; mientras que la economía mexicana está sujeta al desenlace de las negociaciones del TLCAN y los caprichos del impredecible Donald Trump, que tiene a México y a los mexicanos en la mira si quiere reelegirse por cuatro años más.
No obstante, el BID va más lejos ahora y propone crear una zona de libre comercio entre los países de América Latina y el Caribe, un mercado único de más de 5 billones de dólares, con una población de más de 625 millones de personas que aportan hasta ahora el 7% del PIB mundial. Para ello, ha propuesto una integración sencilla y flexible, centrada inicialmente en las ventajas comerciales de cada país y edificada sobre la red de acuerdos comerciales existentes hasta ahora, cuyo modelo podría ser la Alianza del Pacífico, que agrupa a México, Chile, Colombia y Perú, pero donde los pilares podrían ser Argentina, Brasil y México.
Bajo esta reciente propuesta del BID y en el marco de las renegociación del TLCAN y el endurecimiento de la política comercial de Trump hacia México, la mejor decisión que podría tomar el gobierno hoy, sin duda, es avanzar en la integración comercial de América Latina y el Caribe, dando forma a la coordinación política que ya existe entre los países a través de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC); pensar por una vez en la historia que América Latina y el Caribe son primero, y no Estados Unidos.
Por: José Luis Ortiz Santillán
Economista, amante de la música, la poesía y los animales. Realizó estudios de economía en la Universidad Católica de Lovaina, la Universidad Libre de Bruselas y la Universidad de Oriente de Santiago de Cuba. Se ha especializado en temas de planificación, economía internacional e integración. Desde sus estudios de licenciatura ha estado ligado a la docencia como alumno ayudante, catedrático e investigador. Participó en la revolución popular sandinista en Nicaragua, donde trabajó en el ministerio de comunicaciones y de planificación. A su regreso a México en 1995, fue asesor del Secretario de Finanzas del gobernador de Hidalgo, Jesús Murillo Karam, y en 1998, fundador del Centro de Estudios de las Finanzas Públicas de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión.
