Donald Trump y su revolución fiscal

Pronto veremos de qué está hecho Donald Trump. El presidente electo deEstados Unidos quiere reducir drásticamente los impuestos, ésa fue una de sus promesas y nadie debería dudar que la cumplirá. Todos los analistas creen que su política de reducción de impuestos en el corto plazo terminará afectando las finanzas públicas de un país que está sobre endeudado, aunque seguramente, si consideramos el viejo multiplicador keynesiano a largo plazo, muy bien podría crear un círculo virtuoso e impulsar el crecimiento de la economía estadounidense.

Donald Trump prometió hacer la mayor revolución fiscal desde la era de Ronald Reagan, simplificando y reduciendo drásticamente los impuestos a las empresas y los hogares, por lo que más vale tomar en cuenta eso y creer ahora lo que seguramente provocará una salida de muchas empresas de México.

La revolución fiscal prometida por Donald Trump no es una quimera, ni algo que no se haya hecho ya, en realidad está en línea con la realizada por dos de sus predecesores, John Kennedy y Ronald Reagan; el primero, demócrata, y el segundo, republicano. Lo que tienen en común es que ambas se basaron en una política de incremento de la oferta agregada de la economía, gracias a la reducción sustancial de los impuestos, lo que contribuyó al aumento rápido y sostenido del crecimiento económico y redujo el desempleo, lo cual al final, con mayor producción, más empleos e ingresos de los hogares, facilitó la recaudación fiscal.

La reforma tributaria de Donald Trump estará dirigida a reducir una tasa muy alta de impuestos, alrededor del 35%, y a recuperar los beneficios obtenidos del comercio exterior. En ese sentido, Trump anunció que reduciría al 15% la tasa nominal del impuesto a pagar con respecto a los beneficios, con lo que Estados Unidos seguiría la política del Reino Unido después del Brexit, que trata de convertir a este país en un paraíso fiscal. Para obtener algunos beneficios del extranjero, a menos de la imposición de barreras arancelarias prometidas, Trump podría gravar los beneficios obtenidos en el extranjero de las empresas con una tasa del 10%, tal como lo señaló en su campaña.

Se sabe que muchas empresas retienen colosales reservas de efectivo en el extranjero, especialmente en los paraísos fiscales, por lo que con ello Trump estaría ordenando la casa, enfrentando la corrupción, el fraude y la evasión fiscal.  Para ello, Trump está obligado a hacer atractiva la repatriación de empresas y multinacionales, ofreciendo incentivos fiscales y beneficios dentro de Estados Unidos.

Pero la revolución fiscal de Donald Trump también incluye a los hogares, quiere reducir el número de tramos de Impuestos Sobre la Renta (ISR) y llevar la más alta tasa nominal al 33%, frente a casi el 40% vigente hoy día; y a la vez, revisar las contribuciones de los contribuyentes más ricos, incluyendo la abolición del impuesto de sucesión.

Debemos comenzar a pensar que Donald Trump no está loco, como los medios han tratado de hacer pensar a la gente, y ver de manera crítica la revolución que se propone iniciar en su país y en el contexto internacional, dejando que los países se hagan cargo de su propia seguridad y de sus gastos, permitiendo que instauren los gobiernos que mejor les plazcan; en tanto, concentra los recursos en mejorar el bienestar de las empresas y de los ciudadanos de su país.

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Por: José Luis Ortiz Santillán

Economista, amante de la música, la poesía y los animales. Realizó estudios de economía en la Universidad Católica de Lovaina, la Universidad Libre de Bruselas y la Universidad de Oriente de Santiago de Cuba. Se ha especializado en temas de planificación, economía internacional e integración. Desde sus estudios de licenciatura ha estado ligado a la docencia como alumno ayudante, catedrático e investigador. Participó en la revolución popular sandinista en Nicaragua, donde trabajó en el ministerio de comunicaciones y de planificación. A su regreso a México en 1995, fue asesor del Secretario de Finanzas del gobernador de Hidalgo, Jesús Murillo Karam, y en 1998, fundador del Centro de Estudios de las Finanzas Públicas de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión.






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CONTEXTO ECONÓMICO GLOBAL - José Luis Ortiz Santillán

Economista, amante de la música, la poesía y los animales. Realizó estudios de economía en la Universidad Católica de Lovaina, la Universidad Libre de Bruselas y la Universidad de Oriente de Santiago de Cuba. Se ha especializado en temas de planificación, economía internacional e integración. Desde sus estudios de licenciatura ha estado ligado a la docencia como alumno ayudante, catedrático e investigador. Participó en la revolución popular sandinista en Nicaragua, donde trabajó en el ministerio de comunicaciones y de planificación. A su regreso a México en 1995, fue asesor del Secretario de Finanzas del gobernador de Hidalgo, Jesús Murillo Karam, y en 1998, fundador del Centro de Estudios de las Finanzas Públicas de la Cámara de Diputados del Congreso de la Unión.